Ayer se cumplieron 30 años de las primeras manifestaciones contra el apartheid, la antigua política racista
de la mayoría blanca sudafricana.

Sudáfrica conmemoró ayer los 30 años del levantamiento estudiantil del gueto de Soweto, en Johannesburgo, que fue reprimido con violencia y sangre y que marcaría “el comienzo del fin de la segregación racial.

“Saludamos a los jóvenes de 1976, ya que dejaron una herencia de coraje y determinación”, declaró el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, ante más de 50.000 personas en un estadio de Soweto.

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El 16 de junio 1976, miles de estudiantes salieron pacíficamente a las calles de Soweto para protestar contra la enseñanza obligatoria del afrikaans. 

La represión se saldó con 23 muertos, pero otras manifestaciones en el país dejaron al menos 575 personas fallecidas hasta febrero de 1977.

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El afrikaans es una lengua  usada por los blancos en Sudáfrica y Namibia y evolucionó de la que hablaban los colonos holandeses, asimilando vocablos del inglés, malayo, portugués y lenguas nativas.

Mbeki encabezó ayer en Soweto una marcha, desde la escuela Morris Isaacson, lugar emblemático de la revuelta, hasta el memorial Héctor  Peterson, nombre del joven asesinado a balazos por las fuerzas del apartheid cuya foto, en la que lo lleva en brazos un compañero en lágrimas, dio la vuelta al mundo y originó una movimiento mundial sin precedentes contra el régimen racista de Pretoria.

El apartheid, “separación” en afrikaans, fue un sistema socio-político y económico racista, impuesto por gobiernos de minoría blanca, que negaban a la mayoría negra, entre otros, el derecho a voto y a circular libremente.

Luego de Soweto la presión nacional e internacional llevó a la liberación del encarcelado dirigente del Consejo Nacional Africano, Nelson Mandela, en 1990, a su posterior elección como presidente y al fin del apartheid.

“Esta mañana es maravillosa para nosotros, la misión está cumplida”, dijo Trofomo Sono, de 49 años, uno de los líderes estudiantiles de la época que participó en la marcha conmemorativa.

Muchos de los habitantes de Soweto presentes en el desfile estuvieron allí hace 30 años y recordaban una jornada que había comenzado con alegría y terminó en duelo y caos, pero con esperanzas de cambio.