Con entusiasmo, Igor Icaza pronunció las palabras que consideró las más sabias de la noche: “La ausencia de Paúl ya no representa dolor, ahora nos fortalece”. Y se puso a tocar, en el tercer aniversario de lo que los sobrevivientes de Sal y Mileto, Franco Aguirre e Igor, llaman la desaparición física del guitarrista y cantante Paúl Segovia.

Fue el 1 de junio del 2003, la malhadada noche en la que Paúl se fue a descansar y nunca más despertó, luego de celebrar la presentación del tercer disco de la banda de rock libre Sal y Mileto.

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Lo rescatable de esto es que su voz nunca se calló, y que el público que se reunió el jueves en el Patio de Comedias para recordar a Segovia, era contundentemente adolescente, joven, muchachos que jamás llegaron a ver a los miletos en los escenarios.

Franco e Igor se dieron el lujo de tocar y cantar suavecito las canciones, mientras los muchachos gritaban desaforadamente El Viaje, o El Principito es un guambra de la calle.

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 Igor, cada vez mejor tocando la guitarra, las partes de los solos. Franco, con su mirada perdida, con su juego de dedos y su manía por improvisar detallitos que se le ocurren por momentos, y sonreír  cuando Igor cuenta la historia de San Camilo, de cómo Paúl lo salvó en una corrida de toros de pueblo: “Tres puntadas por dentro y seis por fuera...”.

Por supuesto, la melodía  más implorada fue Soledad, una oración que evoca los miedos de quien busca “una mujer, no una silueta”. Y los muchachos mileteros, exaltados, con los ojos humedecidos hasta que Igor se fue a la batería, Franco tomó el viejo bajo sin clavijeros, y P-Lucho, un amigo de la banda, se tomó por asalto la guitarra para emprender el ataque con Mata el filter.

Fue inevitable que se iniciara el mosh, el pogo, el slam, esa danza libertina de codazos  y patadas fraternales, que continuó con temas como  Kito con K, Julio (dedicada al abuelo de Paúl)  o la desaforada Aguanta, que dice: “No creo en tanto amo del norte, valen v...”.

Y claro, todos sudando, gozando como si Paúl estuviera allí. Todos esperando reencontrarse el 1 de junio del 2007, cuando Paúl vuelva con su “corazón a tierra”.