La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) criticó la novela El Código Da Vinci y el texto Evangelio de Judas, a los que considera “fantasías seudohistóricas y seudocientíficas que ofenden la conciencia religiosa de los ecuatorianos.

Mediante un comunicado firmado por monseñor Néstor Herrera Heredia, obispo de Machala y presidente de la CEE,  se manifiesta que ambos textos “irrespetan a la sociedad en general al darle una información que falsea la verdad histórica”.

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El documento añade que los obispos del Ecuador “consideramos un deber moral y pastoral levantar con serenidad nuestra voz para orientar a la comunidad cristiana y para advertir a la sociedad en general sobre el carácter tendencioso del material que se difunde y que raya en el fraude y la calumnia”.

Según la Conferencia, el Código Da Vinci tiene el claro objetivo de negar la fe en la divinidad de Jesucristo, a quien, incluso, se le atribuye un supuesto matrimonio con María Magdalena.

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Para la Conferencia Episcopal, ese libro de Dan Brown está lleno de errores históricos y culturales de todo tipo, fácilmente detectables por cualquier persona ilustrada.

Al referirse al Evangelio de Judas, la Conferencia indicó que se trata de un escrito del siglo II después de Cristo. En 1978 se descubrió una versión del siglo III o IV en lengua copta.

“Sobre este evangelio, la National Geographic Society ofrece una información bastante sesgada. Por ejemplo, no aclara que tal documento es conocido desde mucho tiempo atrás (aunque no se tuviera a mano el texto completo). Tampoco dice que a este evangelio nunca se lo consideró digno del menor crédito”.

Los obispos de Ecuador perciben que, detrás de todo esto, “existe una campaña de desprestigio en contra de la Iglesia Católica y un ataque a los fundamentos mismos de la fe cristiana y católica”.

COMUNICADO

RECHAZO
En el comunicado, emitido el pasado martes, la Conferencia Episcopal considera que “se está confundiendo el derecho de las personas a la libertad de expresión con el dudoso derecho a difamar con mentiras las convicciones religiosas de los demás. Y se está violando flagrantemente el derecho de toda persona a recibir información veraz de parte de quienes se presentan como expertos en determinados temas”.

NO COMPRAR
El documento en su parte final sugiere que no se compren los textos y señala que no son libros prohibidos, pero “los que sí ganan son los fabricantes de tales fantasías seudohistóricas y seudocientíficas”.