El Césped está mojado, está cubierto por una tela que no lo protege mucho y que moja las botas de los muchachos de negro. Por suerte no llueve, y las largas cabelleras se mueven al ritmo de Bajo el poder del sol, con la voz afilada de Adrián Barilari y la guitarra delirante de Walter Giardino. Rata Blanca ha vuelto a Quito, y está con su público más fiel.