America y Christopher Cross realizaron una presentación memorable, el jueves pasado, en el Ágora de la Casa de la Cultura, con un público que los ovacionó sin cesar.

El espectáculo fue abierto con la presentación de Lilian Witt, con un tributo a The Carpenters, que fue acogido con buen ánimo por cerca de cinco mil asistentes.

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¿Quién dice que es imposible llegar a sonar bien en el Ágora? Muchos artistas, con estilos tan disímiles, ya lo han demostrado, entre ellos Los Ilegales (España), o Alan Parson’s Project (Inglaterra). El tejano Christopher Cross no fue la excepción. Su sonido estuvo cargado en las bases rítmicas y las armónicas.

El ganador de cinco premios Grammies estuvo acertado con la elección de su repertorio. Puso a recordar con temas como Sailing, o Theme from Arthur.
Además, cantó una canción en español, Cada vez que abro mi ventana, y cerró su intervención con Say You’ll Be Mine.

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Luego, America salió al escenario, cerca de las 22h30. De  un solo tirón tocaron tres de sus más conocidos temas: Set the World, Ventura Highway y You Can Do Magic, con lo que enrrumbaron al público a aplaudirlos desde el inicio.

De sus primeros álbumes se oyeron Stop y Don’t Cross the River, que dieron paso a la popular balada I Need You que fue coreada por los asistentes.

Recordaron que George Martin, el famoso productor de The Beatles, trabajó con ellos y en su memoria cantaron una canción de los cuatro de Liverpool, Loose that Girl.

De la misma forma, en un espacio para las canciones de otras agrupaciones, cantaron California Drems, de The papas and the mamas.

Gerry Beckley invitó al escenario a Christopher Cross para que cantara Lonely People. Beckley tomó la armónica que anunciaba el sugestivo coro, y luego tocaba las líneas del sintetizador.

A las 23h35, America se retiró del escenario, pero el público no los dejó marcharse. Allí salieron todos los músicos, lo que incluía a la banda de Christopher Cross,  y empezaron a entonar A Horse with No Name, la canción más representativa de esta agrupación que se hizo famosa con esta tonada, en 1972.

El encargado del solo de guitarra fue Christopher Cross. Quito los despidió con un gran aplauso.