¡Qué alivio! La Buena Muchacha ya está otra vez en las calles. Seguramente ya se estará curando de la depresión que sufrió por tan duro trance... Es que se debe ser muy inhumano para intentar mandar a la cárcel a tan dulce criatura solo por haber bebido unas copas de más, haberse pasado una luz roja y haberse estrellado con un patrullero...