Un televidente cuestionaba: ¿Por qué solo ahora, después de los paros indígenas, el Gobierno organiza programas como este para informar al país sobre el TLC...?
Con la salvedad de que no fue el Gobierno quien organizó el programa ‘Ventajas y desventajas del TLC’ por Ecuavisa, la queja puede ser válida. Únicamente hay que cambiar a los protagonistas: ¿Por qué solo ahora cuando se gesta el levantamiento indígena un canal de TV se preocupa de informar, debatir e interpretar las negociaciones del TLC con Estados Unidos?
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Nunca es tarde. La iniciativa de Ecuavisa, dedicar dos horas y media para plantear un asunto como las negociaciones del TLC, es un gran aporte cívico, por sobre las críticas que se pueden hacer a las formas. Es más, el Gobierno debió propiciar que el programa se reprodujera por todos los medios, lo cual sería mucho más efectivo que la aburrida campaña televisiva en la que aparece el presidente Palacio para decir que no firmará nada en contra del interés nacional.
Pese a su extensión (150 minutos), ‘Ventajas y desventajas del TLC’ fue un programa algo atropellado, en que no hubo espacio para el debate, el cual se quedó en el intercambio de preguntas entre la multitud de panelistas, ni para el comentario de fondo, Alfredo Pinargote se dedicó también a plantear cuestionamientos.
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Aparte de lo que sucedió en el ayer estrecho set, las cámaras de Ecuavisa estuvieron en diversos sitios del país para que las personas vinculadas a sectores productivos plantearan también sus dudas. Y por último se recibieron llamadas telefónicas y “cientos” de interrogantes por correo electrónico... Esto último es muy interesante porque el lugar común que se repitió ayer entre ciertos líderes es que el acceso a internet es muy limitado en nuestro país.
Fue un primer acercamiento que tuvo la virtud de desnudar algo: la información no ha fluido y las interrogantes sobre el proceso son enormes. Probablemente, gran parte de ellas solo se puedan responder en la realidad; pero con muchas otras ha fallado la comunicación.
No de ahora. Como se vio ayer, en este país hemos vivido de espaldas demasiado tiempo. De ahí la enorme desconfianza con que un grupo mira al otro. Blanca Chancoso, por ejemplo, planteó que se debía ortigar por mentirosos a los negociadores y pedía documentos (ante la falta de palabra, papeles). No es la única; ayer lunes, Eduardo Valencia calificaba de “sofismas” a los planteamientos del equipo negociador.
Un espacio de diálogo como el de Ecuavisa oxigena el ambiente. El jueves, una cadena internacional, CNN en español, propondrá un nuevo diálogo sobre el TLC. ¿Y el resto de canales domésticos hará algo?