Una vez al año viajo a la abadía benedictina de Melk, en Austria, para participar en los Encuentros Waldzell, una iniciativa de Gundula Schatz y Andreas Salcher. Allí pasamos todo el fin de semana, en una especie de retiro, en compañía de premios Nobel, científicos, periodistas, dos decenas de jóvenes, y algunos invitados. Cocinamos, paseamos por los jardines del conjunto monumental (el cual inspiró ‘El Nombre de la Rosa’, de Umberto Eco), y conversamos de forma distendida sobre el presente y el futuro de nuestra civilización. Los hombres duermen en el monasterio, y las mujeres se hospedan en hoteles próximos.