“Cada guerra es diferente; cada guerra es la misma”, reflexiona el protagonista al final de Jarhead (Soldado anónimo, en las pantallas locales). Uno podría haber dicho lo mismo de las películas sobre conflictos bélicos donde todavía no existe la palabra final, aunque pensamos que después de Apocalipse now y Pelotón ya casi todo estaba dicho. Sí, la guerra es un infierno pero esta frase no solo se patentó en Vietnam. La sorpresa innovadora en el nuevo filme del director británico Sam Mendes es su enfoque. Ahora no vemos la batalla, sino exclusivamente la formación –o deformación– de los soldados marines que son enviados en 1990 a combatir el ejército de Iraq en la televisada operación Tormenta en el Desierto.