La algarabía carnavalera volvió estos días al histórico barrio francés de Nueva Orleans (Luisiana, sur), mientras la ciudad desvastada hace seis meses por el huracán Katrina cuenta los días para la 150 edición de su famoso Mardi Gras.
El martes de Carnaval, en francés Mardi Gras, se ha celebrado en Europa durante cientos de años, y muy posiblemente el primer festejo en Estados Unidos fue en Mobile, Alabama (sur), pero nadie pone en duda que el mayor Carnaval del país tiene lugar en Nueva Orleans.
Desde el sábado por la tarde, cuando el primer desfile entusiasmó a turistas y residentes de la aún destruida ciudad, el escándalo de la parranda y el colorido de las carrozas tomó las calles que pocos meses atrás vivían saqueos y apagones.
Había menos gente que otros años, pero por primera vez en seis meses, los bares se veían repletos y se sentía la música en Bourbon Street, sucia de bombas de cerveza y restos de cotillón.
Aunque este año las festividades no tendrán su habitual brillo -los tradicionales 12 días se reducirán a ocho, desfilarán 28 cofradías en lugar de 34, y los disfraces y carros serán menos extravagantes- la ciudad promete un espectáculo a la altura de sus antecedentes.
"Pasamos por momentos muy duros, pero es nuestra historia, nuestra herencia", dijo Larry Lowell, portavoz de la oficina de Turismo de Nueva Orleans.
Los famosos festejos sólo se suspendieron 13 veces desde que se inauguraron los desfiles en el barrio francés en 1857: durante la guerra civil, las guerras mundiales y el conflicto con Corea, así como también durante una huelga policial de 1979, según el historiador Arthur Hardy.
La alegría de las carrozas fue bienvenida en una ciudad que aún intenta superar los destrozos del ciclón del 29 de agosto pasado, que se cobró la vida de 1.300 personas e inundó la mayoría de los barrios.
La fiesta también supone necesarios ingresos en una ciudad que solía recibir 5.500 millones de dólares al año en turismo y que ahora espera ayuda gubernamental que no llega.
"Esperamos que esto signifique nuestro retorno, que estamos caídos pero no muertos. Lo hacemos como terapia de grupo", dijo Hardy.
Casi un millón de visitantes suelen acudir a Nueva Orleans para asistir a esta celebración, aunque se estima que este año la participación será menor.
Varios famosos llegaron el fin de semana, entre ellos la leyenda de la música country, Willie Nelson, y los actores Elijah Wood y Michael Keaton.
Hasta los oriundos de Mobile, como Bryan Blair, de 28 años, se olvidaron de la rivalidad por Mardi Gras y fueron a festejar. "Nueva Orleans nos necesita, por eso vine".
En los desfiles no faltó la sátira y el humor, con carrozas bautizadas con juegos de palabras con expresiones como "moho" y "desinfectante" y puestas en escena de pillajes.
Pero aunque los residentes agradecen los dólares de los turistas, la mayoría evita el estruendo del barrio francés y confía en que la fiesta ayudará a la reconstrucción de la ciudad.
El plato fuerte del carnaval es el Mardi Gras propiamente dicho, el 28 de febrero, cuando diez desfiles temáticos recorrerán la ciudad y sus suburbios.