El próximo mes ‘La TV’ cumplirá 16 años en la pantalla chica y, según su creador, observará algunos cambios.

Casi 20 años con un exitoso programa de televisión de reportajes, varias vueltas al mundo, dos candidaturas a la Presidencia de la República, parlamentario andino... a no dudarlo Freddy Ehlers es una de las figuras con más peso en las pantallas. Un personaje que combina presencia mediática, con una posición política y un estilo de vida (vegetariano y meditativo) complejos.

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La productora que dirige está en una casa del norte de Quito. Muchas personas, especialmente jóvenes, pululan en constante actividad. La oficina en la que Freddy Ehlers se sienta es la más amplia, pero no tiene ningún rasgo de ostentación, todo lo contrario, solo unas fotos y diplomas en la pared, un gran ventanal hacia un patio interior, muebles con una cierta antigüedad.

Casi a la entrada de esta oficina, en una larga mesa de trabajo, se sienta dispuesto a contestar las preguntas:

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Pregunta: Anunciaron que en esta nueva temporada ‘La TV’ llegará a lugares en los que nunca han  estado. ¿Acaso queda alguno, todavía?
Respuesta: Bueno, estaban los países africanos que presentamos en los primeros programas de este año (Chad y Sudán). Territorios muy difíciles, casi inviables a los que solo pudimos llegar con ayuda de la ONU... Naciones que viven la tragedia de la fragmentación, de un pasado colonial donde las potencias europeas impusieron unos límites sin consideraciones étnicas, religiosas o de tradición histórica. Un terrible espejo que refleja lo que nos puede pasar si seguimos en el camino de la división y la falta de acuerdos.

Ahora bien, el principal cambio de este año será casa adentro. Estamos aplicando un modelo de empresa menos jerárquico, más vertical, casi holístico que permita a los productores un mayor margen para la creatividad.

Y está la llegada de la nueva directora del programa, Sara García, una personalidad de la televisión cubana que tuvimos la suerte de engancharla con nuestro proyecto.

P: La televisión ecuatoriana ha llegado a todas partes del mundo, pero el interior de nuestro propio país es todavía un enigma en demasiados aspectos. ¿Qué piensan en La TV?
R: Es cierto y en ‘La TV’ lo reconocemos, falta identificar el país más allá del facilismo de la crónica roja. Para este año vamos a tratar de reconocer el país, tratar temas, algunos nuevos y otros, necesarios de volver a tratar porque no los tenemos muy claros.

Conocer, por ejemplo, cómo y en qué se va la riqueza petrolera, porque somos tan pobres teniendo una riqueza tan fantástica durante 30 años, los temas ecológicos, en los cuales La TV fue pionera con muy buenos resultados, etcétera. En los próximos tres meses esperamos presentar una serie de reportajes que tendrán al país como un eje.

P: El reportaje o la crónica de fondo combinado con los temas de coyuntura. ¿Seguirá con ese esquema?
R: (Dubita un poco) Creo que sí. Desgraciadamente, debemos vivir con los ratings, esa es la realidad que piden los canales y los medios de comunicación.

El caso de ‘La TV’ es un caso único, incluso a escala internacional. Recuerdo que un alto gerente colombiano de mucho prestigio, una vez me contaba que había escuchado hablar sobre “un programa de noticias con un importante contenido cultural, tenía el primer lugar en el rating y se autofinanciaba”.

Él sostenía que algo así era imposible que existiera. Cuando llegó al Ecuador y se encontró con ‘La TV’ tuvo que retractarse.

P: ¿Qué diferencia a La TV de la televisión?
R: Nuestra idea siempre fue superar la departamentización que representan los formatos televisivos. Esto lo he discutido con alguna gente de televisión: tenemos media hora para reírnos, media hora para llorar con la telenovela, dos horas para emocionarnos con el partido de fútbol.
Y en la vida no es así. Por eso le pusimos “la TV”, era una aspiración en la que decíamos “esta es la televisión que queremos”. Quisimos hacer un programa que tratara con dignidad los temas y una buena calidad en los contenidos.

‘La TV’ es un producto netamente ecuatoriano y creo que programas como ‘Día a Día’, que creo es un buen programa, surgió bajo el modelo de ‘La TV’ y con varios de los productores que dejaron ‘La TV’. Una cosa curiosa con los dos programas es que tienen distinta aceptación en Costa y Sierra.

P: ¿Le molesta la competencia de Día a Día?
R: Todo lo contrario, creo que es bueno para el país que hayan no dos sino muchas más propuestas de este tipo. Recuerdo que en Chile –y es un buen modelo– por ley se obligaba a las televisoras que una vez por semana a determinada hora, todas debían tener un espacio para la cultura chilena.

Es un buen modelo. En Colombia, vemos el crecimiento de su televisión al punto de convertirse en el principal factor para que no hayan firmado el TLC, porque la competencia indiscriminada de los productos audiovisuales estadounidenses acabaría con su industria televisiva levantada con tanto esfuerzo en los últimos años.

P: Pero, en el Ecuador no pasa nada de eso...
R: Yo sí creo que debe haber una mayor conciencia sobre estos temas. Definitivamente, la autorregulación en el Ecuador no funciona y tenemos una televisión que es una basura. Lo he dicho públicamente y lo repito es una basura. Los medios de comunicación, no solo los televisivos, tenemos mucha responsabilidad en el descalabro del país. Es una responsabilidad inmensa que no queremos asumir, porque más allá de pocos esfuerzos como ‘La TV’, ‘Día a Día’, los programas de los domingos por la mañana (con sus errores y todo), la programación televisiva no convoca a un mejoramiento del país y de su gente.

P: ¿Se ha sentido desgastado, cansado de hacer televisión?
R: (Ríe)... Desde que inicié con esto, cada año lo he querido dejar, para poder dedicarme a otras actividades a las que quiero dedicarme y no tengo tiempo. Yo estaría muy feliz haciendo dos o tres especiales al año y punto. No lo he podido hacer porque he asumido una responsabilidad que me obliga.

P: Usted ha anunciado su retiro de pantalla en al menos dos oportunidades. ¿Por qué vuelve? ¿Se caen los ratings del programa?
R: Algo de sintonía se pierde, es cierto; pero la principal razón es que yo tengo un compromiso con Ecuavisa y ese compromiso pasa por mi presencia en pantalla. Ahora bien, yo trato de reducir mi presencia y protagonismo. En este programa laboran 30 personas y la idea es que la empresa vaya cobrando su propia autonomía, más allá de mí.

Por lo demás, yo sí reivindico el derecho que tenemos los periodistas de hacer política. Como lo tiene cualquier otro profesional. Se dice que es una competencia desleal porque tenemos exposición en la pantalla que no tienen otros candidatos...

P: Ese es uno de los argumentos. El de fondo es que se da una peligrosa mezcla entre los mundos periodísticos y político, que en principio son andariveles que deben estar por lo menos separados...
R: Puede ser, pero a mí me parece que en la situación del país, uno no puede decir “voy a abstenerme de participar”, es decir de no brindar mi aporte al país a través de la participación política. Es lo que pienso.

P: A propósito, este es un año electoral, ¿qué prepara ‘La TV’?
R: Como programa nos enfocaremos en dar mensajes en torno a un objetivo: la necesidad de acuerdos mínimos en el país. Eso será algo en lo que nos enfocaremos, aparte de la información de rigor sobre candidatos y proyectos de Gobierno.

P: ¿Y Freddy Ehlers?
R: Mi intención en este momento es no participar como candidato en representación de un partido o movimiento. Sin embargo, no creo que nadie está en condiciones de negarse a participar, eso sería irresponsable. Lo más importante es trabajar para que se dé un gran acuerdo nacional.
Analicemos una cosa: el país político está dividido en cinco partes, cuya influencia está en torno al 20% del electorado. El Partido Social Cristiano, la Izquierda Democrática, el Prian, Abdalá Bucaram y los sectores ciudadanos y movimientos sociales. El Ecuador es inviable porque con el 20% no hay como gobernar y se convierte en el escenario perfecto para el chantaje de los pequeños grupos.

P: Usted es uno de los líderes de ese 20% de los movimientos ciudadanos. ¿Ha conversado con los otros líderes de la tendencia?
R: A León Roldós le he dicho que le aprecio mucho, pero que no es hora de candidaturas, sino de construir una plataforma de acuerdos mínimos. Con Rafael Correa no he conversado, pero entiendo que él sabe como pienso. Entiendo que haya grupos de personas que impulsan las candidaturas. Saben que si el candidato saca el 15% o más, algo les va a tocar. Yo he vivido en carne propia esa situación, pero estoy convencido que la salvación del país no es una persona, sea la que sea. La solución para el país pasa por un profundo cambio interior de las personas y por el alcanzar un gran acuerdo.

P: ¿Un acuerdo con Jaime Nebot y Paco Moncayo?
R: Con todos. Con Abdalá Bucaram, con el MPD... No creo que se deba excluir a nadie. ¿Por qué? ¿Porque nos cae mal? Eso no es correcto. Pero dejemos en claro una cosa: yo estaré último en la lista de potenciales candidatos.

Recuerdo que un alto gerente colombiano de mucho prestigio, una vez me contaba que había escuchado hablar sobre “un programa de noticias con un importante contenido cultural, tenía el primer lugar en el rating y se autofinanciaba”. Él sostenía que algo así era imposible que existiera. Cuando llegó al Ecuador y se encontró con ‘La TV’ tuvo que retractarse
Freddy Elhers, director y conductor de ‘La TV’