En medio de un paisaje prehistórico, una criatura de aspecto feroz con dientes afilados, piel áspera y enormes patas trifurcadas se abalanza sobre un rebaño de bestias menores que huyen despavoridas.

Es el gigantosaurio, un dinosaurio fosilizado de 13 metros de largo hallado en la Patagonia argentina y animado en las páginas de la revista de National Geographic en 1997.

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Mi tarea fue representarlo corriendo hacia el observador, dijo James Gurney, el pintor que dio vida al enorme carnívoro para los lectores de la revista. Todo lo que tuvo para basar su imagen fueron los huesos de la criatura y las investigaciones hechas por el científico que los halló.

Es como arte de la vida silvestre para viajeros en el tiempo, dijo Gurney desde su estudio en Rhinebeck, estado de Nueva York.

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La colaboración entre artistas y científicos ha creado algunas de las imágenes más vívidas de la National Geographic, permitiendo a la revista ilustrar lo que no pueden las fotografías.

El gigantosaurio de Gurney y docenas de otras pinturas que muestran acontecimientos históricos, secciones transversales de insectos y viajes espaciales futuristas combinan los descubrimientos científicos con las bellas artes en la exhibición   National Geographic: El arte de la exploración (National Geographic: The Art of Exploration) que se expone en el Museo Norman Rockwell hasta el 31 de mayo.

Hace falta una clase especial de artista para ser ilustrador de National Geographic, afirmó Stephanie Plunkett, curadora de arte ilustrado del museo Rockwell.   Hay una intensa colaboración entre los investigadores y los artistas, y puede demorar más de un año para lograr el resultado correcto.

En Rendición en Appomattox (Surrender at Appomattox), Tom Lovell enfrentaba el desafío de tener que hacer una ilustración en base a versiones históricas sobre la rendición del ejército confederado de Robert E. Lee ante Ulysses Grant. Los generales se reunieron el 9 de abril de 1865, pero no hubo fotografías del acontecimiento que puso fin a la guerra civil estadounidense.

Cuando pintó la escena cien años después, Lovell estudió otras fotografías de Grant y Lee de la misma época, y determinó cómo habrían sido diseñados los uniformes.

Se basó en versiones de testigos y descripciones de cómo estaba amueblada la sala de la reunión: el color de la alfombra, el diseño de los escritorios y la ubicación de la chimenea fueron resultado de la investigación, y no mera licencia artística.

Tiene que ser preciso, dijo Howard Paine, curador de la exhibición y ex director de arte de la National Geographic que trabajó en la revista de 1957 a 1990.   Ese es nuestro lema. Las ilustraciones no son decorativas ni representaciones para un libro infantil. Están llenas de detalles.

National Geographic empezó a publicarse hace un siglo como un periódico académico. Cuando los editores empezaron a usar fotografías para ilustrar algunos artículos advirtieron la buena acogida del público y capitalizaron la idea.

La revista es reconocida por sus fotografías, pero a menudo no podría utilizar ninguna imagen a no ser por las ilustraciones.

Un artículo de 1996 sobre una araña de Sudamérica que se alimenta de aves presentó una ilustración de Christopher Klein con un corte transversal del organismo del arácnido. Sus órganos están coloreados y expuestos vívidamente en el contexto del cuerpo de la araña.

Si usted hiciera una disección y la fotografiase, básicamente luciría como un budín, dijo Plunkett.

Mientras las ilustraciones recrean el pasado y visualizan lo que es difícil de ver, también se usan para avizorar el futuro.

Antes de representar una misión tripulada a Marte, Pierre Mion entrevistó a funcionarios de la NASA para tener una idea de cómo sería la forma de la nave espacial, el tamaño de los tanques de oxígeno y combustible y el diseño de los motores.

Pintó Escape de la órbita terrestre (Escape From Earths Orbit) en 1988, con la representación de una nave espacial con capacidad para ocho astronautas y capaz de llevarlos a Marte.

Eso no ocurrirá mientras yo viva, observó Mion, de 74 años. Pero esa ilustración se basa en serias consideraciones y hechos razonables. Nadie inventa nada para National Geographic.