Cuando en la pantalla suceden cosas como la actuación (del sábado más reciente) de la Orquesta Sinamune en  ‘La Hora Nacional’, de Canal Uno, uno con la sonrisa aún en el interior del vientre se comienza a interrogar en qué consiste esa esquiva sensación de completitud que se puede asimilar con la alegría.

La pregunta se sostiene durante todo el fin de semana. Aun más después de seguir los ‘Vivos’, ‘Recintos’, ‘Buenos Muchachos’, las comedias y los shows paródicos que supuestamente deben arrancarnos risas y con ellos dejarnos una sensación por lo menos agradable.

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Pero, ¿cómo puede dar satisfacción ver a un Chapulín Colorado cayéndose de ebrio? Quizás hasta se llegue al muy ecuatoriano “bienhechito”, expresión vengadora, cuando se ve al vigilante “buitre” de la Comisión de Tránsito tras las rejas. Puede ser, aunque el desquite en el final de los finales deja un amargo en el paladar.

¿Cómo se puede uno ir a dormir en paz después de ver la inquietante escena de Francisco Pinoargoti incendiando un muñeco que representa a un bebé en su cochecito y pateándolo encendido? ¿Cómo se puede tener algo de paz mental cuando se les oye hablando de “copias” y “copiones” y ver que la TV argentina está poblada de toda la variedad posible de “buenos muchachos” que “inspira” a lo que luego se produce en el programa de Gamavisión? No, en aquel set –por más que se carcajeen cada minuto– hay todo lo contrario a la alegría.

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Cuando se está bien acompañado
Definitivamente, la alegría es otra cosa y la TV es muy mezquina en regalar esa sensación a sus audiencias. Probablemente porque depende de algo más etéreo y más profundo de lo que pueden llegar formatos, técnicas, géneros sin emoción.
En el caso de la actuación de la Orquesta Sinamune en ‘La Hora Nacional’, la alegría se reveló como una actitud de vida, de disfrutar lo que se hace con inocencia y ganas de belleza.

La virtud de los productores de ‘La Hora Nacional’ es que supieron acompañar a los niños y jóvenes del Sinamune con buen sonido (la mayor deficiencia que tenía el programa), una conducción respetuosa y cálida y otros soportes de producción adecuados (reportajes, insertos, avances, etc.).

La Orquesta conformada por niños y jóvenes especiales o que tienen diversos tipos de discapacidades, regaló a la pantalla algo muy poco común. Gracias por eso.