Los creadores brasileños comenzaron esta semana a presentar sus colecciones para el invierno 2006 en la vigésima edición de la Sao Paulo Fashion Week (SPFW), que demuestra nuevas ambiciones después de haber colocado en diez años la moda del país sudamericano en la escena mundial.

Hasta el 23 de enero, cerca de 120.000 personas, entre las cuales 2.000 periodistas, asistirán a los 46 desfiles de la Semana de la moda de Sao Paulo, en la cual fueron invertidos unos 2,6 millones de dólares.

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El edificio de la bienal de Sao Paulo que acoge a la inmensa mayoría de los desfiles ha sido decorado en su interior con paredes en relieve de cartón, como un origami (figura de papel japonesa) gigante.

Lanzada hace diez años, la SPFW, que presenta dos veces por año las colecciones verano-invierno de los creadores locales, ganó su apuesta, estima su iniciador Paulo Borges.

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"Sao Paulo Fashion Week se convirtió en la principal plataforma de la moda brasileña en la escena mundial", declaró Borges al presentar la 20ª edición.

Los próximos diez años deben marcar un "ciclo de transformación" porque "lo principal es hacer crecer las ventas", estima Paulo Borges, quien alimenta la esperanza de que las exportaciones de ropa crezcan de 600 millones de dólares actualmente a "6.000 millones dentro de diez años".

"Brasil necesita exportar hacia el mundo su energía, sus creaciones, su diseño", subrayó Borges. "Queremos que la moda brasileña universalice su imagen y sus ventas al exterior como en Brasil", declaró.

La principal ventaja de Brasil, según dijo, es la imagen de una moda "ligera, libre y espontánea".

Varios estilistas brasileños ya se hicieron un nombre en la escena internacional, como Amir Slama, creador de bikinis apreciados por la top model Naomi Campbell y de la moda de playa, con la marca Rosa Chá, o el caso de Alexandre Herchcovitch.

"El gran desafío de Sao Paulo Fashion Week es convertirse en la quinta semana mundial de la moda" detrás de París, Milán, Nueva York y Londres, declaró Amir Slama al diario Folha de Sao Paulo.

Paulo Borges quiere también profesionalizar más el SPFW y estructurar mejor sus actividades.

A partir del 2006, los compradores serán invitados a dos citas anuales de pre-colecciones, antes de los desfiles tradicionales, para permitir a las empresas del sector planificar mejor su producción.

Durante la semana propiamente dicha, lugares de exposición acercarán a creadores y diseñadores de moda y accesorios.

Para la generación nacida con internet y el teléfono celular, el equipo de Paulo Borges lanzó un nuevo portal y una red interactiva FWBroadcast sobre las tendencias de la moda, del arte y del diseño.

Según la Asociación brasileña de la industria textil y la confección (ABIT), este sector genera casi 1,5 millón de empleos formales o informales e incluye más de 30.000 empresas. El volumen de negocios de esa industria se elevó a cerca de 25.000 millones de dólares en el 2004.

La vestimenta por sí sola es fuerte creadora de empleos: una inversión de 10 millones de reales (4,3 millones de dólares) permite crear 549 puestos de trabajo.

En un país donde las desigualdades sociales siguen siendo muy profundas, el mercado del lujo está en plena expansión en Brasil, particularmente en el estado de Sao Paulo, que absorbe cerca del 75% del consumo de este sector.