Tailandia, Sri Lanka, las islas Maldivas y Malasia, entre otros, hicieron en el 2005 un gran esfuerzo para borrar los  terribles efectos del tsunami que asoló el sudeste asiático el 26 de diciembre del 2004 causando 217.000 muertos y atraer de nuevo al turismo internacional.

“La gente aún se muestra sensible ante el hecho de pasar sus vacaciones  aquí pero, poco a poco, esa sensación está desapareciendo”, comenta Lee  Moonsim, una guía de Phi Phi, al realizar su primera visita de la isla tailandesa, acompañando a un gran grupo de turistas surcoreanos, desde la catástrofe de hace un año.

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Numerosos tailandeses están convencidos de que las playas idílicas de Koh Phi Phi aún están encantadas por las almas errantes de las más de 700 personas  que perdieron la vida en ellas en el tsunami.

Esta creencia popular no impidió a las autoridades de Bangkok desplegar durante los últimos doce meses un gran trabajo para hacer olvidar las terribles imágenes de destrucción y muerte que la ola mortal dejó de su país en el resto  del mundo.

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Contrariamente a lo que sucede en otras zonas afectadas, la reconstrucción de Phi Phi, se lleva a cabo lentamente, debido a la vacilación gubernamental sobre la mejor forma de reactivar el turismo.

La tendencia a la recuperación de Tailandia se repite también en Sri Lanka, otro destino turístico especialmente afectado por el tsunami, donde el número de visitantes extranjeros aumentó durante los primeros diez meses del 2005 en el 3% con respecto al 2004.

Sin embargo, no todos esos visitantes fueron turistas, explicó Prathap  Ramanujam, número dos del ministerio de Turismo, quien precisó que entre esas personas se encontraban los numerosos trabajadores de organizaciones humanitarias que acudieron a Sri Lanka para participar en la reconstrucción del país.

En el vecino archipiélago de las Maldivas, compuesto por unas 1.200 islas coralinas, solo 15 de los 87 hoteles existentes aún permanecen cerrados a raíz del tsunami, indicó el organismo oficial responsable del turismo.

Las Maldivas reciben anualmente la visita de 600.000 turistas, cifra que, sin embargo, se redujo en el 30% durante el 2005, según las estimaciones del sector turístico del archipiélago asiático.

En Malasia, los efectos del tsunami sobre el turismo desaparecieron en seis meses, según Andy Fong, de la Asociación Malasia  hotelera.

En Indonesia, el país que más víctimas mortales sufrió hace un año (168.000), la influencia del turismo no fue relevante durante el 2005 en su isla Bali, sobre todo por los sangrientos actos terroristas sufridos por esta localidad.

El despilfarro y la mala repartición dominaron la administración de los más de 6.000 millones de dólares donados por la comunidad internacional a los países afectados por el tsunami, según denuncian los damnificados.

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