Planes para evitar el ingreso de indocumentados prevén cerrar   con un muro la frontera con México.

Un proyecto de ley para fortalecer la vigilancia en la frontera, con equipos de alta tecnología militar, y detectar a inmigrantes indocumentados se debate en el Congreso estadounidense.

EE.UU. ha desplegado aparatos de alta calidad y agentes a lo largo de su frontera con México para detener a quienes deseen ingresar ilegalmente.

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Pese a ello siguen entrando. Y Laredo, dividida por el Río Grande de la ciudad mexicana Nuevo Laredo, es un ejemplo del uso efectivo del equipamiento de alta tecnología y del control en el ingreso de productos y personas.

Cámaras termosensibles, dispuestas en postes con vista al Río Grande, detectan el calor corporal y son tan sofisticadas que pueden ver a través del follaje de densos y espinosos arbustos a lo largo del lecho del río,  incluso de la pared de metal de un vehículo de carga, si alguien está escondido en su interior.

Los agentes están equipados con anteojos infrarrojos que convierten la noche en día.

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Sin embargo, el sistema no es perfecto porque varios monitores no funcionan.

Mientras que el Río Grande (en México, conocido como el Río Bravo) conforma una barrera natural en el sudoeste. La frontera más hacia el oeste pasa por áridos desiertos donde las temperaturas en verano se acercan a los 60° C.

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En partes de esa área las redes de sensores de suelo pueden detectar pisadas.

En septiembre pasado comenzaron a volar aviones teledirigidos Predator B para controlar porciones remotas de la frontera de Arizona.

Las inspecciones  están por volverse más rígidas aún. El Congreso ha destinado fondos para 1.500 agentes adicionales en el 2006.

El equipamiento de alta tecnología ha jugado un papel trascendente en el aumento de las personas capturadas en la frontera. El número llegó a 1’188.997, de hace dos años hasta la fecha, según la patrulla de la zona.

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El incremento en los controles ha tenido una consecuencia no deseada: según datos oficiales, 472 personas murieron tratando de cruzar hacia EE.UU. hasta fines de octubre pasado, una cifra récord.

Los expertos en migración  dicen que, con las rutas tradicionales de paso fronterizo  más embotelladas que nunca, los indocumentados optan por métodos más arriesgados y terrenos más peligrosos.

En el Congreso también se propuso una ley para alzar un muro en la zona limítrofe, que separe  EE.UU. de México.

La propuesta que evocó comparaciones con el muro de Berlín prevé dos vallas paralelas de acero y alambre, con una franja iluminada en el medio, y una zona de seguridad de 100 m del lado norteamericano desde Brownsville Texas, en el golfo de México, hasta San Diego en el Pacífico.

“Todos nuestros agentes entienden que ellos (los inmigrantes) vienen en busca de una mejor vida. Si estuviéramos en su lugar haríamos lo mismo”, dice el jefe John Montoya, quien está a cargo del control de más de 270 km y de 948 agentes en Laredo.