“Oscuros tiempos nos esperan en los que tendremos que elegir entre lo correcto y lo fácil”, le confía a Harry Potter (un Daniel Radcliffe más crecidito) el rector del colegio Hogwarts, y a la vista de esta cuarta entrega, tiene razón. Después de un par de películas, las primeras, pensadas para la audiencia más pequeña, ya la tercera peripecia del niño mago más famoso del mundo, Harry Potter y el prisionero de Azkabán, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, comenzó a mostrar un cambio de formas que saludamos como el ingreso de Potter y sus amigos en la edad conflictiva, la de la adolescencia.