Una compañía canadiense tiene una idea para los automovilistas preocupados por el calentamiento global: poner una vaca en su tanque.

Una fábrica valuada en $ 12 millones, cerca de Montreal, comenzó a producir combustible biodiésel hace dos semanas a partir de huesos, tripas y otras partes de animales de granja como reses, cerdos o pollos que los canadienses no comen.