La princesa Sayako, única hija del emperador de Japón, se despide hoy de su condición imperial al casarse con el funcionario del gobierno de Tokio, Yoshiki Kuroda, en una ceremonia discreta que mezclará costumbres de Oriente y Occidente.

La primera boda de la hija de un emperador reinante japonés en 45 años será de carácter íntimo y carecerá de la pompa de un enlace real. No habrá mandatarios de otros países ni se trasmitirá por televisión.