Los organizadores de la  Contracumbre se arrojaron parte del mérito por las serias dificultades con las que se tropezó Estados Unidos para reactivar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) durante el encuentro de los 34 gobernantes del continente.

La inclusión del ALCA en el documento final seguía siendo motivo de conflicto entre los mandatarios en el último día de negociaciones.

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Lo relevante es que los presidentes siguen discutiendo porque no pueden acordar el documento. Ese es mérito nuestro, dijo en conferencia de prensa Beverley Keene, de la organización Jubileo Sur Américas, una de las cientos de organizaciones que participaron de la III Cumbre de los Pueblos, o contracara del encuentro oficial de gobernantes.

Recordó que la entrada en vigor del acuerdo comercial, que originariamente estaba previsto para el 1 de enero de este año según la firmado en la última Cumbre de la Américas realizada en Quebec, Canadá, sigue postergada.

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Nosotros en tres días de deliberaciones, más de 1.000 delegados de todo el continente pudimos ponernos de acuerdo en su rotundo rechazo, agregó Keene.

Representantes de organizaciones sociales, políticas y culturales de todo el continente deliberaron desde el martes hasta el viernes en el complejo Polideportivo de Mar del Plata bajo la consiga  No al ALCA, otra América es posible, divididos en distintos foros sobre temas energéticos, educación, medio ambiente, deuda externa, situación de los indígenas, entre otros.

El encuentro se cerró con una multitudinaria marcha el viernes y un acto en el estadio Mundialista, que tuvo como principal orador al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien aventuró que en Mar del Plata   quedaría enterrado para siempre el ALCA.

Al igual que sucede con la cumbre oficial, los participantes de la   contracumbre elaboraron una declaración final, en la que propusieron impulsar procesos alternativos de integración regional, mencionando en particular la idea de Chávez de conformar una   Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA).

También exigieron   anular toda deuda externa ilegítima, injusta e impagable del Sur, de manera inmediata y sin condiciones y rechazaron   la militarización del continente promovida por el imperio del Norte.