El español José Canales Rivera sufrió una cogida en la primera corrida de la Feria Taurina Guayaquil.

De la fiesta al drama. Con esos dos signos contradictorios terminó la primera corrida de la Feria Taurina Guayaquil 2005 que se realizó ayer en el coliseo Voltaire Paladines Polo.

El español Canales Rivera sufrió una grave cogida en el quinto de la jornada y su segundo personal. El diestro fue desarmado por “Ilusión”, un ejemplar de la ganadería de San Luis, de 455 kilos. El astado lo llevó contra las tablas, golpeándolo fuertemente con sus pitones. Y le hizo daño: una cornada lastimó su pierna izquierda y otra cerca del cuello. Canales Rivera fue llevado de urgencia a una clínica.

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Irónicamente, “Ilusión”, el toro nacional, frenó dramáticamente la ilusión que tenía Canales de cerrar de manera brillante su temporada taurina en este año.

En su primer ejemplar, Canales no tuvo fortuna en el momento de matar a su adversario. Lo hizo luego de su cuarto intento y con descabello lo que le impidió redondear una faena llena de toreo fino, valiente y vistoso. Además, su toro de nombre “Discreto”, puso el susto al picador Mario Almeida que se fue al piso cuando el animal volteó a su caballo.

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Lo sobresaliente de la primera corrida tuvo el sello del ecuatoriano Guillermo Albán. Hizo todo lo posible para agradar a su público, para demostrar que puede ser profeta en su propia tierra y lo logró. Se adjudicó merecidamente tres orejas y fue el triunfador de la jornada.

Albán realizó una estupenda tarea en su segundo toro. Hizo demostración de coraje para meterse entre los pitones y ofrecer un espectáculo de valentía, puesto que su trabajo se desarrolló muy cerca de la cabeza del ejemplar. Estuvo brillante con la muleta y a la hora de matar ensayó una estocada a fondo que terminó con la vida de su enemigo en pocos segundos.  

El público vibró con cada una de las hechuras de su paisano. Lo apoyó, lo vivó y en el momento de pedirle los trofeos al presidente de la plaza, Santiago Terán, lo hizo con emoción, con fuerza y con la certeza de que Albán se había ganado con talento las merecidas orejas.

Albán selló su jornada de manera insólita, pero brillante. Cuando consideró que Canales Rivera no podía continuar con la lidia de su toro de turno, tomó los trastos y se puso al frente de ese animal que hacía pocos segundos había sorprendido a la parroquia. Y con seguridad y maestría Albán se lució con muletazos de gran factura.
Hizo demostraciones de un depurado arte y serio desempeño, tanto que la autoridad le concedió una oreja, que sería la tercera de la jornada.

Albán, en demostración de respeto para su colega y compañero, que había salido de la plaza, debido a la cogida, no exhibió la oreja y discretamente guardada en su mano izquierda, dio la vuelta al rueda recibiendo la ovación del respetable.

El rejoneador Rui Santos, de Portugal, puso la nota festiva, con una presentación alegre, muy bien coordinada con hermosos caballos, que mereció vivas de los asistentes que disfrutaron de su depurado arte, aunque no tuvo suerte al momento de poner fin a la existencia de su toro.

La primera corrida de la feria dejó muy buenas enseñanzas y abrió la expectativa para la jornada que se realiza hoy con un interesante cartel.