Hablar de Víctor Gaviria es también recordar a su producción La vendedora de rosas (1997), que reflejó con crudeza el submundo de Medellín y el universo de conflictos personales de una niña de la calle. Gaviria, influido por el documental y el neorrealismo italiano, marcó un hito importante del cine latinoamericano por lo impactante de las temáticas que abordó, como la niñez,  y la sensibilidad con que las representó.

Dueño de un talento singular en la dirección de no actores, ha construido personajes inolvidables para el cine colombiano.

Publicidad

Después de un letargo de más de seis años retorna para presentar en el Festival de Cine Cero Latitud su tercer largometraje, Sumas y restas (2004), seleccionado en el Festival de Cine Donostia de San Sebastián, el año anterior.

En esta producción Gaviria muestra por medio de su personaje, Santiago (Juan Uribe), una metáfora de Colombia en los años ochenta, cuando el país vio una salida en el narcotráfico a todos sus conflictos sociales, sin sospechar que eso le adentraría en un círculo de violencia aún más terrible.

Publicidad

Santiago, perteneciente a la clase media alta de Medellín, ve luego de la muerte de su padre decaer sus negocios. Sin una posible salida a su situación, se relaciona con Gerardo (Fabio Restrepo),  quien fue empleado de su familia y ahora posee un taller mecánico, desde donde manejan negocios ilegales como el tráfico de cocaína.

La obra retrata a un personaje ingenuo que, poco a poco, se ve envuelto en una crisis de sus valores y en una serie de situaciones ilegales que están a punto de terminar con el mundo en el que vive su familia.  Gaviria nuevamente realiza un gran trabajo con los actores no profesionales de su filme. A Uribe lo conoció en un restaurante y Restrepo es taxista.

La naturalidad y verosimilitud de las escenas son impactantes, sin embargo, le cuesta despojarse de estereotipos que tienen las distintas clases sociales para mostrar personajes más  complejos.
Aspecto que resolvió magistralmente en La vendedora de rosas.

En todo caso, la producción es nuevamente una fiel representación de la violencia cotidiana, en una región donde poco se han respetado los derechos humanos. Puede verse hoy, a las 19h30, en  el MAAC Cine. Es parte de la selección de cintas del Festival Cero Latitud para Guayaquil.