La comedia Latinologues fue inaugurada este jueves con cuatro actores, entre ellos su creador Rick Nájera, y versa sobre lo que significa ser un hispano en Estados Unidos en el 2005.
Esta serie de monólogos en el teatro Helen Hayes puede tener ciertas variantes en su calidad, según quien sea el actor. Nájera, un tipo corpulento y capaz de granjearse al público, es el de mejor desempeño. Tiene una presencia astuta en el escenario y da vida a varios caracteres que, si no logran romper los estereotipos que impregnan la función, con frecuencia son graciosos de todas formas, incluso si uno no habla español.
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Uno de los más notables es Buford Gómez, un guardia fronterizo racista que trabaja en un cruce entre Estados Unidos y México.
Gómez elabora descripciones de varias nacionalidades de habla hispana, desde mexicanos hasta puertorriqueños, pasando por los dominicanos, cubanos, argentinos y colombianos: Los puertorriqueños son mexicanos legalmente. Nacen con la ciudadanía; los dominicanos son mexicanos que juegan béisbol muy bien.
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El cómico también retrata a lo que él llama un latino de quien nadie habla: el latino profesional. En este caso es un productor gay de Hollywood.
Eugenio Derbez, un comediante famoso en México, deja algo que desear en varios de los personajes que interpreta, aunque su papel como una madre mexicana, con rizos en el cabello y un crucifijo, es uno de los favoritos del público.
Rene Lavan no se luce mucho con varios personajes más, entre ellos un ayudante de camarero que dice seriamente ser un amante latino macho.
La única comediante femenina del espectáculo, una sorprendente Shirley A. Rumierk, es prometedora. Interpreta a una joven mujer que clama haber dado a luz un niño siendo ella virgen: Este bebé es un milagro. Aún mejor es su papel como la reina de un desfile puertorriqueño, una princesa con un vocabulario algo inadecuado que no está dispuesta a ceder su corona a la próxima reina.
El espectáculo es breve, apenas 90 minutos, pero se siente algo más corto. El director Cheech Marin coloca a sus actores en el centro del escenario y los deja allí para que hagan sus rutinas, como si estuvieran en un club nocturno de mal gusto.
A diferencia de los trabajos autobiográficos del colombiano John Leguizamo, como Freak y Sexaholic, Latinologues no profundiza mucho en los personajes. Se limita a provocar la risa fácil de una comedia televisiva, lo cual es un error en cualquier idioma.