Torrenciales lluvias y caminos bloqueados dificultaban ayer las tareas de los socorristas en Centroamérica y el sur de México, donde deslaves e inundaciones provocados por el huracán Stan destruyeron miles de viviendas y dejaron al menos 223 muertos y 232.000 damnificados.

Mientras las autoridades intentan acelerar la distribución de la ayuda humanitaria, decenas de miles de personas siguen sin poder ser evacuadas en regiones que quedaron aisladas por aludes.

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Stan llegó a México el domingo pasado como un huracán de categoría 1, un nivel en el cual los vientos no tienen gran poder destructivo, pero las fuertas lluvias que provocó a su paso desbordaron ríos y generaron deslizamientos.

El miércoles, la tormenta volvió a debilitarse, convirtiéndose en apenas una depresión tropical.

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Al menos 18 muertos,  50 puentes caídos, carreteras cortadas y la  ciudad de Tapachula, fronteriza con  Guatemala, incomunicada, era el balance ayer del desastre en los estados mexicanos de Veracruz, Chiapas, Tabasco, Oaxaca y Puebla.

En Guatemala y El Salvador, los dos países que más sufrieron por el paso de Stan, y se encuentran en estado de Calamidad Nacional, la cifra de muertos alcanzó a 126 y 65, respectivamente.

Los evacuados en ambos países son al menos 80 mil.

Otras once personas murieron en Nicaragua y tres más en Honduras.

Mientras, la tormenta tropical Tammy llevó lluvias intensas y ventarrones al sudeste de Georgia, EE.UU., donde inundó caminos y viviendas.