Cientos de personas despidieron ayer al líder independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos, muerto el pasado viernes en un tiroteo con el FBI, que desató protestas y denuncias.

El cadáver de Ojeda, líder del grupo clandestino Ejército Popular Boricua Los Macheteros, fue expuesto ayer en la organización cultural El Ateneo de Puerto Rico y en el Colegio de Abogados de San Juan, donde simpatizantes de la causa independentista le rindieron el último homenaje.

Su viuda, Elma Rosado Barbosa, acusó a la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) de “mentir” sobre lo sucedido.

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La viuda de Ojeda dijo que este fue cercado por casi cien agentes del FBI en la casa donde ambos se encontraban en la localidad de Hormigueros y le dispararon sin darle tiempo a entregarse.

Aseguró que su esposo le pidió que salga de la casa para que viva y sirva de testigo y que afirmó que se entregaría al periodista Jesús Dávila. “Luego me vendaron y sentí en mi corazón que lo iban a asesinar”, dijo.

El incidente duró unos 45 minutos y luego el FBI mantuvo casi 20 horas la residencia cercada, pero sin ingresar y sin informar del propósito de la operación hasta la tarde del sábado, que entregó el cadáver.

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Ojeda buscaba la independencia de Puerto Rico, actualmente estado asociado de EE.UU., y era uno de los más buscados en ese país por el robo en 1993, en Connecticut, de más de siete millones de dólares de un blindado de la Wells Fargo, que usó para agasajar a niños pobres y financiar su movimiento.

El secretario de Justicia de Puerto Rico, Roberto Sánchez Ramos, criticó al FBI por impedir que fiscales locales entraran a la vivienda tras el tiroteo y dijo que se investiga si se cometió un delito en el operativo, pues probablemente Ojeda habría sobrevivido si recibía atención médica inmediata.

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Un análisis preliminar de balística mostró que los agentes del FBI dispararon sus armas unas 100 veces, mientras que Ojeda Ríos, que murió desangrado, lo hizo en cinco ocasiones.

En EE.UU. el congresista de Illinois, Luis Gutiérrez, expresó que el proceder de los agentes del FBI fue “colonialista, prepotente y abusivo, inmoral y posiblemente ilegal” pues contra Ojeda “pesaba una orden de arresto, no de ejecución”.

La Coalición Latina de Ministros y Líderes Cristianos (Conlamic), la más grande de EE.UU., denunció que la muerte de Ojeda fue una violación de derechos civiles.

Ayer el director del FBI, Robert Mueller, se comprometió a iniciar una investigación interna para esclarecer la muerte de Ojeda.

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