Octava ronda del TLC de países andinos con EE.UU.
(Marzo 19, 2005)

La última reunión que empresarios y negociadores ecuatorianos mantuvieron el jueves en la noche, antes de que finalizara hoy la octava ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), derivó en roces y cruces verbales.

Entrada la noche, en el salón Monroe del hotel Washington Plaza, un grupo de 35 empresarios escuchaba el informe del jefe negociador, Cristian Espinosa, en un ambiente tenso tras conocerse la propuesta estadounidense sobre la apertura del mercado agrícola.

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Estados Unidos espera que Ecuador abra sus mercados a corto plazo y, además, le otorgue preferencias similares a las que se aplican en el área andina.

Uno de los comentarios de Espinosa -alrededor de las 19h00- exaltó el ánimo de los empresarios. “Es importante que al final del proceso se conozca si se está negociando con la persona adecuada, entonces ellos (EE.UU.) exploran y también lo hacemos nosotros”.

Después de pocos minutos, los empresarios empezaron a levantar sus manos para intervenir y preguntarle al negociador cuáles habían sido los alcances de su explicación. Fue el inicio de una larga jornada que duró cerca de dos horas y media.

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Patricio Maldonado, presidente de la Federación de Cámaras de Agricultura, demostró su desacuerdo con el poder que tiene el Gobierno -a través de sus ministerios- para tomar decisiones en temas complejos dentro de la negociación y advirtió que el país ha cedido posiciones en el proceso.

“En agricultura hemos logrado formar un grupo, emulando las mismas mesas de negociación y hemos trabajado producto por producto hasta establecer una línea roja. El negociador sabe hasta dónde se puede llegar. No creo que exista alguien que quiera llevar las negociaciones sobre la línea roja y eso no es posible para un sector que es la principal fuente de recursos”, dijo Maldonado. Apareció, entonces, un número mayor de manos levantadas.

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Espinosa discrepó con la opinión del empresario. “Hasta ahora no hemos cedido nada, no tienes menos de lo que tenías el 18 de mayo (cuando inició el TLC), sigue ahí, no hemos perdido un centímetro de nada”, indicó.

En ese momento la discusión empezó a mostrar la falta de una posición sólida en la delegación ecuatoriana.

Renato Carló, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria del Guayas, cuestionó la presencia de las multinacionales; mientras que Andrés Ycaza, representante de una asociación de laboratorios, dijo que no se sentían “muy representados” por el Comité Empresarial Ecuatoriano.

“Quiero saber qué papel tendremos en la negociación”, preguntó Ycaza.
Los primeros informes sobre los resultados de la negociación llegaron pasadas las 20h00. Al hacerse públicos, la los desacuerdos se hicieron más evidentes.

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“¿Cuánto pidió Estados Unidos para ingresar maíz (la cantidad de producto que quiere exportar al país)?”, interrogó Freddy Bustamante, presidente de la Asociación de Ganaderos del Litoral. No hubo una respuesta de los negociadores.

La reacción del dirigente gremial fue inmediata: “Ese es el TLC (en tono irónico)”.

La ministra de Comercio, Ivonne Baki, defendió el esfuerzo del equipo oficial: “No nos hemos puesto de rodillas a los EE.UU. Si alguien quiere ser candidato que haga sus exposiciones en otro lugar”. Espinosa se levantó.

En un intento por revertir la situación, Diego Borja, presidente de Expoflores, resaltó el trabajo de los negociadores. “Lo están negociando en forma digna. Tienen mi respaldo”, dijo. Entonces, la reunión finalizó, pero en el salón varios empresarios tomaron contacto con los legisladores que viajaron a Washington.