Dos comercializadoras de arte demandaron al pintor  colombiano Fernando Botero por 200 millones de dólares ante una Corte de  Estados Unidos, acusándolo de falso testimonio y daño económico por haber  calificado de pirata una reproducción de sus obras.

Las firmas Publix de Colombia y Art Brokers de Estados Unidos alegan que en  1999 adquirieron a un museo colombiano los derechos para reproducir las obras  de Botero. Por eso consideran que la descalificación del pintor les provocó  graves perjuicios económicos y morales, según copia de la demanda.

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Botero, de 73 años, cedió en 1999 parte de su obra al Museo de Antioquia,  de la ciudad de Medellín, de donde es oriundo, incluyendo la  posibilidad de comercializar productos relacionados con su obra.

La ex directora de esa entidad, Pilar Velilla, dijo  que la  autorización incluía la posibilidad de reproducir algunas de sus famosas  figuras regordetas, y “que el museo utilizara la venta de esos objetos, para  fortalecer las finanzas”.

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El museo cedió esos derechos a la firma colombiana Publix, que a su vez los  negoció con la firma estadounidense Art Brokers, que comenzó a comercializar  reproducciones de pinturas de Botero en Estados Unidos.

Pero Velilla aseguró que el contrato con Publix no podía ser cedido  y solo aplicaba en Colombia, por lo cual Botero tendría razón al quejarse de la  reproducción en EE.UU.