Todos los años, los precios de la fruta son una incógnita, porque la venta la hacen en el día del arribo.

Meses antes que comience la cosecha en octubre, los productores y exportadores de mango afinan la logística para sacar unos 9 millones de cajas en cada campaña.
Así estén los árboles  desparramados como ahora por el cuajado de frutos de buen tamaño y color, el grito final de victoria o decepción se oye en Ecuador cuando más o menos  1.785 contenedores que envían unas 40 firmas al fío tienen precio en el puerto final y detrás de lo pactado hay un broker honrado.    
  
“Vaticinar es imposible porque el mercado es frágil y cambiable. La caja de 4 kilos cotizada cuando zarpa a $ 6 se nos ha pagado a $ 1 cuando llega. Esa distorsión de la cotización  lo causa un atraso de la oferta  brasileña presente casi todo el año o un adelanto de la peruana en nuestra ventana de venta de octubre a enero”, explicó el presidente de la Fundación Mango Ecuador, Alberto Sweet.