En las escuelas que están en buen estado en las comunidades de este cantón, en las zonas de emergencia por el proceso eruptivo del volcán Tungurahua, la falta de profesores hace que los padres de familia matriculen a sus hijos en las escuelas de la cabecera cantonal.

La Calera, Hualcanga, Santa Anita, El Santuario y El Guanto, en los páramos de Quero, tienen planteles hasta séptimo año de educación básica y apenas dos maestros.

No cuentan con docentes para asignaturas especiales (inglés, computación) ni implementos para las clases de cultura física, computación, música, cultura estética e inglés, que, según María Sánchez, maestra, hace que la enseñanza sea deficiente.

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A causa de la disminución del número de alumnos en Hualcanga, de tres docentes que eran hace dos años bajaron a dos el año pasado. Se teme que se cierre el plantel por la falta de estudiantes.

Una computadora se donó a la escuela de El Guanto, pero hasta ahora no se utiliza porque no hay quién enseñe su manejo.

Pero el bajo número de estudiantes no es el único problema que tienen los planteles en estas zonas de Quero, porque los seis o siete años de educación básica tienen que “acomodarse” en dos aulas, como en la Escuela Machinaza en El Santuario. “En una vieja bodega se acomodó a los niños del jardín de infantes”, añade José Pallo, presidente del Comité Central de Padres de Familia.

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Desde hace un año, la fundación española Ayuda en acción arregló los techos y las puertas de los planteles afectados por la caída de ceniza volcánica del Tungurahua.

Cambiaron los protectores de las ventanas y ahora construyen comedores, que serán implementados con cocina industrial, mesas y sillas.

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Esta ayuda no es suficiente porque se necesita material didáctico, añadió Pallo.