Los desplazados desde Luisiana y Misisipi por el huracán "Katrina" han saturado ya la capacidad de asistencia de Texas y el éxodo ha comenzado este lunes a esparcirse desde Minesota a Florida y desde California a Nueva York.

El general Russel Honoré, comandante de la Fuerza de Tareas Katrina, dijo esta mañana que casi se ha completado la evacuación de Nueva Orleans, una ciudad en cuyo centro vivían medio millón de personas y sigue anegada por aguas contaminadas.

La devastación causada por el huracán hace una semana cubre más de 250.000 kilómetros cuadrados -una superficie igual a la mitad de la de España- desde la desembocadura del río Misisipi hasta la bahía de Mobile en Alabama.

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Texas, el vecino occidental de Luisiana, ha recibido ya a unos 250.000 desplazados y otros 60.000 están en camino. Más de 100.000, personas, en su mayoría las que habían salido de Luisiana antes del huracán, están alojadas en hoteles o albergues improvisados.

La cifra de desplazados que ya han llegado a Texas es dos veces mayor que el éxodo de cubanos (125.000) desde el puerto de Mariel en 1980. Hasta ahora no hay cifras ni siquiera preliminares del total de personas que han perdido sus casas, sus empleos y sus negocios.

Unas 16.000 personas se encuentran alojadas en el estadio "Astrodome" de Houston, donde el alcalde Bill White desautorizó al Cuerpo de Bomberos que había señalado que el límite de capacidad era de 11.000 personas.

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El jefe de Policía de Dallas, David Kunkle, dijo que las autoridades de la ciudad "esperan que todo vaya bien pero están preparadas para lo peor", tras ordenar un aumento de la vigilancia en el Centro de Convenciones y el Estadio Reunion, donde aún queda gente.

Dallas ha recibido unas 14.000 personas en albergues. El Centro de Convenciones tiene 7.000 desplazados y otras 1.000 personas reciben alojamiento provisional en el estadio.

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Hasta hoy, aparte de los damnificados en los estados de Luisiana, Misisipi y Alabama golpeados por "Katrina" el lunes pasado, hay desplazados que han llegado a Texas, Oklahoma, Arkansas, Misuri, Illinois, Tennessee, California, Arizona, Utah y Virginia Occidental.

Además, se espera la llegada de miles de desplazados en Oregon, Nuevo México, Colorado, Minesota, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Nueva York.

En el Distrito de Columbia, la capital de EE.UU., se ha preparado un alojamiento para más de 1.000 personas en la armería de la Guardia Nacional, vecina del estadio "R. F. Kennedy".

El abrupto desplazamiento de estas multitudes tendrá consecuencias económicas y sociales a largo plazo, pero en lo inmediato trae una gran variedad de problemas: la asistencia médica, la búsqueda de familiares extraviados, el alojamiento, la provisión de ropas.

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A partir de esta semana comienzan en Estados Unidos los cursos escolares, y hay miles de niños y adolescentes de Luisiana y Misisipi que se encuentran en otros estados, sin la documentación adecuada, y sin estar registrados en las escuelas.

A su vez, los maestros que salieron de los estados más afectados no tienen certificación para dictar clases en los estados donde ahora se encuentran, y para decenas de miles de estudiantes universitarios el desplazamiento significa la pérdida de cursos por los que han pagado ya miles de dólares.

En todos los centros de albergue se han montado tablones donde los desplazados colocan mensajes sobre su paradero y piden información sobre familiares y amigos de los cuales no saben desde que hace una semana el huracán devastó las zonas donde vivían.