Es un área de 60 metros cuadrados, en una esquina del camposanto, donde hasta hace una década se sepultaba a las víctimas del conflicto armado interno de Guatemala. Pero desde hace cinco años, los cuerpos son de personas que perecieron ahogadas o tiroteadas localizadas en Ocós, Tecún Umán, Catarina, Malacatán y otras localidades.

Ocós, a 80 km de Coatepeque, es el puerto de desembarco de los emigrantes ecuatorianos que intentan llegar a Estados Unidos. Tecún Umán y las otras poblaciones están en las riberas del río Suchiate, por donde los viajeros acceden ilegalmente de Guatemala a México.

“Por el sitio donde se los encuentra, deben ser emigrantes, pero no le confirmo si son ecuatorianos porque los cuerpos ya están descompuestos cuando llegan a la morgue y poco se ven sus rasgos”, dice el administrador del camposanto, Luis Mora.

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Casi pegados entre sí, en esta especie de fosa común, existen decenas, cientos de improvisados letreros con fondo amarillo y letras negras. Son tapas de tarros de pintura que los sepultureros voluntarios instalaron para ubicar el lugar exacto de cada entierro. Una planta conocida como “gigante” sostiene las leyendas.

Estas se suceden a cada paso. “Cadáver de XX, remitido por el señor juez de paz de Ocós. 15-10-03”, dice uno. Otro señala: “Cadáver de XX hallado a orillas del río Suchiate, paso Los Amantes de Tecún Umán, con fecha 6 de julio del 2005”. Algunos de los sitios señalados son también haciendas y propiedades privadas.

En Tecún Umán, el padre Ademar Barilli, director de la Casa del Migrante, menciona que –pese a no existir cifras– hay emigrantes, entre ellos ecuatorianos, que mueren y sus cuerpos quedan abandonados. Cuando los residentes de la zona los localizan, las autoridades guatemaltecas trasladan los restos a Coatepeque, a 60 km de la frontera, porque es la única localidad que cuenta con anfiteatro para las autopsias.

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Relatos de migrantes que fracasaron en su viaje; defensores de derechos humanos y hasta los propios coyotes, ratifican que entre los  XX, hay emigrantes ahogados, tiroteados o muertos por otras causas.
Luis Mora dice que casi cada tres días llega un XX. En la semana del 22 al 27 de agosto se sepultaron dos cadáveres. El pasado jueves llegó a la morgue otro cuerpo descompuesto, que luego de la autopsia fue enterrado al siguiente día.

Los improvisados letreros aportan algunas fechas del 2005: 7 de agosto, 3 de mayo, 23 de marzo, 18 de febrero, 6 de julio, y más.

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La emigración sigue y también las muertes. Por eso, el espacio para los XX en el cementerio de Coatepeque escasea. “Tenemos problemas. Aquí ya no cabe un muerto más y en adelante se los va a transferir al cementerio de la capital departamental, San Marcos”, afirma Mora.