La designación por voto popular del prefecto de Sucumbíos, Guillermo Muñoz Tamayo, no es casual para sus familiares y amigos de su natal Santo Domingo de los Colorados, pues en el cantón lo conocieron como un joven luchador, de empuje y trabajo. “Sacó el carácter de nuestro padre, Carlos Muñoz, conocido en Chillogallo y Santo Domingo de los Colorados. Por ser alto y de contextura gruesa siempre lo buscaban para que pelee y defienda al pueblo; es por eso que a todos les dicen “los cargapueblo”, afirma su hermano Carlos Muñoz, quien reside en Santo Domingo de los Colorados.

Guillermo Muñoz nació el 16 de diciembre de 1955. El propietario de radio Festival, Rommel Velasteguí, lo recuerda como un joven trabajador y responsable. Dice que laboró en esa radioemisora, pero no se acuerda en qué tiempo. “En la radio hay que ser puntual y él fue madrugador”.

En esto coincide Luis Ortiz, radiotécnico de la localidad. “Guillermo se levanta a las 04h00, para encender la radio y a las 07h00 ya está en su despacho. Es el primero en llegar al Consejo Provincial de Sucumbíos”. Ortiz dice que la gente sabe su rutina y madruga para hablar con él para que les resuelva algún problema.

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Le gustó la locución y se vinculó a la radio La Voz del Triunfo, seguido en radio Zaracay, Estéreo Zaracay y Festival. En 1990 separado de su primera esposa viajó a Sucumbíos para buscar un nuevo rumbo. Fue locutor de la radio Amazonas; un año más tarde propietario de esta emisora, y su lucha no paró porque compró la radio Lago Estéreo.

Se casó con Isabel Ramírez y tuvo cuatro hijos. Su hermano, quien lo acompañó en las dos campañas políticas: como candidato a la Prefectura por el CFP y a diputado por CFP, pero no ganó.

La tercera, dice Carlos Muñoz (su hermano) “fue la vencida con la alianza entre CFP e ID. Ganó por 40 votos de diferencia a su contendor”, dice.

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Muñoz, con la prefecta de Orellana, Guadalupe Llori, y su pueblo lideraron las manifestaciones contra las petroleras, cuyo objetivo fue obtener recursos para obras en sus provincias.

Finalmente lograron que el Gobierno y las petroleras, tras cinco días de reuniones, aceptaran sus demandas.