Minoru Hataguchi abre cuidadosamente una caja y extrae la hebilla herrumbrada de un cinturón, que su padre usó el día en que murió junto con decenas de miles de personas en Hiroshima.

Para Hataguchi, que aún estaba en el vientre de su madre cuando EE.UU. arrojó la bomba atómica el 6 de agosto de 1945, las circunstancias del hecho (el sorpresivo ataque japonés a Pearl Harbor, la reticencia estadounidense a invadir Japón por tierra) pasan a segundo plano ante el sufrimiento humano que causó.

“Por supuesto, Estados Unidos usó gran cantidad de dinero para construir la bomba nuclear, de modo que pensó que debía usarla. Comprendo eso”, dijo Hataguchi, hoy director del Museo Conmemorativo de la Paz en Hiroshima.

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“Pero cuando veo las víctimas, en lo que respecta a la gente común, no era necesario lanzar la bomba”, expresó.

James Rose, de Dayton, Ohio, opina distinto. El ex paracaidista de 79 años dijo que él habría participado en la invasión de Japón si las bombas no hubiesen obligado a Tokio a rendirse. Para él, la devastación de Hiroshima y de Nagasaki tres días después significan vida y no muerte.

Creo que fue necesario usar la bomba; salvó muchas vidas, indicó el veterano Rose mientras visitaba el monumento de la Segunda Guerra Mundial en Washington DC. “Creo que cientos de miles de soldados estadounidenses más habría muerto”, agregó.

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Hiroshima fue un momento decisivo y terrible en la historia. Cuando estalló el mortífero artefacto a menos de 100 m de donde se alza hoy la oficina de Hataguchi, se desencadenó una fuerza inusitada que desde entonces ha amenazado la extinción de la humanidad.

Mientras las bombas se constituyeron en un símbolo de horror para el mundo, la experiencia ha sido aún más compleja para los ex beligerantes: Estados Unidos pasó a ser el único país que ha usado un arma atómica y Japón el único en haberla padecido.

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Como ejemplifican Minoru Hataguchi y James Rose, Japón y EE.UU. están en ambos extremos del debate. Esas profundas divisiones subsisten cuando el mundo se aproxima al 60º  aniversario del ataque.

12.500 TONELADAS
de TNT fueron el equivalente de energía que causó la bomba que desde el avión Enola Gay se lanzó sobre Hiroshima.

3.000° CENTÍGRADOS
fue la temperatura que se produjo en el centro de la explosión que originó la bomba, lo que es igual al doble de lo necesario para la fundición de hierro.