Del 2001 al 2003 en la capital  argentina el promedio de secuestros ‘express’ era de uno cada 36 horas. En el 2005, no hay denuncias de este tipo en comisarías.

Un secuestro cada 36 horas en la provincia argentina de Buenos Aires forzó al entonces ministro de Justicia y Derechos Humanos de ese país, Juan José Álvarez, a pedir a los presidentes de las cámaras del Congreso que aceleraran la aprobación de un conjunto de leyes para combatir el secuestro.

Ocurrió el 4 de noviembre del 2002, luego de que Álvarez, basándose en datos y registros policiales, consideró que el delito de privación ilegítima de la libertad aumentó significativamente ese año en Argentina, según la página web de la agencia de noticias BBC Mundo.

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El funcionario solicitó a los parlamentarios que se apuraran con la aprobación de proyectos de ley presentados que incluían la modificación del Código Penal, la creación de un Programa Nacional de Protección a Testigos y un Fondo Permanente de Recompensas, para estimular la colaboración con las autoridades, además del incremento de las penas cuando el secuestro es perpetrado por agentes de las fuerzas de seguridad, cuando las víctimas son menores, ancianos o discapacitados, y en caso de muerte del secuestrado.

Las propuestas fueron aceptadas en el 2003.

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Además del secuestro extorsivo, en el cual los delincuentes mantienen en cautiverio a sus víctimas con el propósito de exigir por su libertad una cantidad de dinero, la alarma se centró en el secuestro express, debido a los 121 casos que se registraron en el 2002.

Las autoridades argentinas determinaron que, a diferencia del secuestro planificado, el express carecía de labores de inteligencia y logística. “Es un delito que se ejecuta sin estrategias previas. Dos o tres individuos salen a la calle en busca de una víctima distraída que lleve puesta ropa y artículos de valor o que viaje en un carro lujoso. Las buscan en gasolineras y estacionamientos donde las encañonan con armas y presionan con amenazas”, según la página web www.secuestroexpress.com.ar, que surgió en Argentina como una alternativa para que sus ciudadanos lo conozcan y se prevengan. Luego suben a su víctima a un carro y circulan por la ciudad haciendo llamadas a los familiares para exigirles rescate.

El 90% de los secuestros express ocurre en Buenos Aires por las mañanas y sus víctimas son escogidas de la siguiente manera: 90%, una mujer sola en un carro; 70%, dos mujeres solas; 50%, un hombre y una mujer; y menos del 50%, dos hombres en un auto.

Ricardo Fevrier, editor de la sección Judiciales del diario El Clarín de Buenos Aires, indica que un factor importante para el aumento general de los delitos, entre ellos el secuestro express en su país, fue la crisis económica denominada Corralito, implementada el 3 de diciembre del 2001 en el gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) y que impedía la libre disposición de depósitos bancarios para evitar la caída de la convertibilidad, que rigió por once años en Argentina.

Desde el 2001 hasta el 2003 las autoridades no manejaban estadísticas de este delito, dice Fevrier, debido a que “los perjudicados no lo denunciaban salvo el caso de que durante el secuestro alguien resultara herido o le robaran el carro, ya que la denuncia es necesaria para los trámites del seguro del vehículo, pero las cifras negras estaban en auge”.

Para reducir el ilícito en Buenos Aires, sostiene Fevrier, las autoridades reforzaron las seguridades en las vías periféricas y dentro de la ciudad. “Además que la situación económica mejoró”, asevera.

Martín Sassone, reportero de Judiciales de El Clarín, señala que no hay cifras de secuestro express en las comisarías. “No sabemos si se controló o hay un problema de información”, añade.

La situación es similar a la de Guayaquil, donde oficialmente no se conoce una cifra exacta de casos express, a pesar de que el Municipio y la Cámara de Comercio contrataron a la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), para elaborar las estadísticas.

Fevrier dice que en la capital argentina no hay policía municipal y que los planes de control los desarrolló la Policía nacional, a diferencia de Guayaquil, donde el alcalde Jaime Nebot busca alternativas para reducir los delitos con ayuda de la guardia del Cabildo y con personal contratado por la Cámara de Industrias.

El periodista agrega que su gobierno desechó la propuesta de que guardias privados vigilen las zonas urbanas “porque se consideró que no estaban capacitadas para eso”.

LOS ACTORES

INCREMENTO
El aumento del secuestro express en Argentina fue del 505% en el 2002 en relación al 2001, según la página www.secuestroexpress.com.ar. El tema preocupa a países como Colombia y México, además de Ecuador.

ESCASOS RECURSOS
Los delincuentes que suelen secuestrar en esta modalidad son de estrato socioeconómico bajo y de entre 17 y 25 años.

ANTECEDENTES
Operan en grupos de dos y tres personas donde uno suele ser el líder durante la ejecución del delito. Frecuentemente los autores del secuestro express tienen antecedentes penales en la adolescencia. Probablemente robaron vehículos o cometieron delitos menores o son fármaco dependientes.

CONOCIDOS
En algunos casos los secuestradores son meseros de un restaurante visitado por las víctimas o el portero del edificio donde habita.

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