Además de los evidentes cambios físicos por los que atraviesa el cuerpo de la mujer durante los nueves meses de embarazo, también se producen variaciones en el comportamiento de las embarazadas. Algunas sienten que se confirman su feminidad y su fertilidad, por lo que se sienten casi omnipotentes; otras, en cambio se sienten más vulnerables y temerosas frente a la nueva vida que están gestando y albergando.

Una de las manifestaciones más notorias de esos cambios emocionales son los famosos y simpáticos antojos. Algunas mujeres mueren por comer frutillas con crema, otras por saborear porciones de torta de chocolate y otras por deleitarse con combinaciones tan exóticas e innovadoras como pepinos con mermelada. Lo que es seguro es que ese antojo llegará a la madrugada, cuando los comercios estén cerrados, y tenga que ser cumplido a la brevedad.

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Aunque ya se ha comprobado la falsedad de una antigua creencia popular que sostenía que si una mujer tenía antojos de frutilla y no se la complacía el bebé iba a nacer con una mancha con forma a frutilla, poco se sabe sobre las causas que originan los antojos.

Sin embargo, existen diversas teorías que intentan explicarlos. Hay quienes sostienen que en general se relacionan con la ansiedad producida durante el embarazo y con una regresión a la etapa oral del desarrollo psicológico de la mujer. Los antojos expresarían necesidades afectivas hacia el marido y hacia el núcleo familiar completo.

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Otros sostienen que a través de los antojos la mujer cubre determinado nutriente que se encuentra en déficit en su organismo, por lo que sostienen que las embarazadas tienen hambre de lo que su cuerpo necesita. Esto explicaría los antojos de alimentos que antes la mujer rechazaba.

También se estima que surgen en relación a la memoria emotiva, que conecta ciertas comidas con determinados estados emocionales. Por eso adjudican una gran importancia a la comida durante el embarazo, ya que además de su valor nutritivo, está ligada a la liberación de endorfinas, que proporcionan sensación de bienestar.

A pesar de desconocer sus causas, los obstetras consideran los antojos naturales del embarazo y aconsejan que, con mesura y mientras no desequilibren su alimentación -lo que sería perjudicial para ellas y sus bebés- traten de satisfacerlos.

El único tipo de antojo que ha sido declarado nocivo es el denominado "pica". Este ha sido definido como un patrón de comportamiento de ingestión de sustancias no alimenticias, como papel, pintura seca, y que estaría relacionado con una falta de hierro.