Para quienes laboran bajo la modalidad de trabajo por horas, el reglamento vigente desde marzo pasado les ofrece la posibilidad de compartir el tiempo disponible con otras actividades como estudiar e incluso trabajar para otras empresas. Además de este beneficio extra laboral, señalan, un empleo bajo estas condiciones supone poca estabilidad y un ingreso escaso.

Patricio, empleado de una cadena de comida rápida, asegura que su contrato le permite estudiar durante parte de la tarde. Y aunque el pago por horas es simbólico (entre 0,90 y 0,99  dólares la hora diurna; de 1,12 a 1,23 dólares la hora nocturna de labores)  “representa una ayuda para mis gastos en la universidad”.

En la empresa –explica– es imposible obtener un contrato fijo hasta no ser ascendido a gerente, pues antes todos trabajan entre cinco a seis horas diarias y un máximo de 30 a la semana. Si se excede este límite, la empresa reconoce la hora como extra.

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Para una compañera de Patricio, quien prefirió la reserva de su nombre, el trabajo por horas representa un ingreso adicional, pues su actividad principal la realiza con un contrato fijo en una agencia bancaria. Las mañanas trabaja en un restaurante y por las tardes en la agencia. “Siempre y cuando cumpla con mis obligaciones hasta el momento no he tenido ningún problema”, afirma.

Pamela Rivera gana, en cambio, alrededor de 28 dólares a la semana por trabajar alrededor de cuatro horas diarias de lunes a domingo en un almacén de venta de ropa de niño.

Para Pamela, este trabajo es temporal y mientras duran –dice– las vacaciones escolares, puesto que su intención es iniciar su carrera universitaria, antes de decidirse por un trabajo a tiempo completo.