En un ambiente de carnaval, más de 225.000 personas, en su mayoría vestidas de blanco, marcharon el sábado en Edimburgo para reclamar al G-8 acciones urgentes para combatir la pobreza, al tiempo que en 10 ciudades del planeta gigantescos conciertos enviaron el mismo mensaje.
Encabezada por músicos de Ghana, actores, celebridades y líderes religiosos, entre ellos el jefe de los católicos de Inglaterra, Cormac Murphy-O Connor, la marcha, que había tenido nerviosa a la policía escocesa, se desarrolló de manera pacífica, y los manifestantes se dispersaron en calma.
Coincidió con masivos conciertos, denominados Live 8, que se celebraron en nueve ciudades - entre ellas Tokio, Londres, París, Moscú, Filadelfia (este de EE.UU.), y Johannesburgo - para presionar a los líderes del G8 que "ayuden a África, cancelen la deuda del Tercer Mundo y pongan fin al comercio injusto".
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El mensaje que enviarán la marcha y los conciertos Live 8 "llegará a miles de millones de personas" en todo el mundo, dijo Richard Bennet, director en Gran Bretaña de la campaña para erradicar la pobreza, cuyo nombre es "Convertir la pobreza en historia", es decir, en algo del pasado.
"El mensaje a los líderes del G8 es claro: la pobreza en medio de la abundancia es una barbarie, y nosotros no queremos ser cómplices de una barbarie", afirmó el cardenal de Escocia, Keith O Brien, en un mitin en un gran parque de la ciudad, antes de iniciarse la marcha.
El jefe de los católicos de Escocia leyó también un mensaje del Papa Benedicto XVI a los pueblos y dirigentes del G-8, los siete países más ricos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Italia y Gran Bretaña) y Rusia, que se reúnen en Gleneagles, 70 km al norte de Edimburgo, del 6 al 8 de julio.
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Los "pueblos de los países ricos tienen que estar dispuestos a aceptar la reducción de la deuda a los países pobres y tienen que exhortar a sus dirigentes a que respeten el compromiso de disminuir de aquí a 2015 la pobreza en el mundo, sobre todo en Africa", afirmó el Papa en su mensaje.
Pese a la seriedad del mensaje, un ambiente festivo dominó la jornada en la capital de Escocia, que la cumbre del G8 en Gleneagles convirtió en el epicentro de una serie de actos, protestas, cumbres alternativas, debates y conciertos, hasta el viernes, cuando concluye la reunión de los Ocho.
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Desde temprano los manifestantes empezaron a converger en un gran parque de Edimburgo llamado Meadows, para participar en la marcha más importante de la historia reciente de Escocia.
Allí, niños jugaban con globos de colores mientras jóvenes y viejos bailaban al ritmo de la música, aplaudían los discursos llamando a abolir la pobreza y ondeaban banderas reclamando "comercio justo", "fin de la deuda", "pan, no bombas".
Incluso hubo un toque latino en la manifestación: un grupo de "salsa céltica", que mezclaba ritmos de cumbia colombiana con música escocesa, puso en movimiento a la pacífica y variopinta multitud, venida de todas las esquinas de Gran Bretaña y de otros países, tan lejanos como Australia, Nueva Zelanda y Japón.
La marcha estuvo rodeada de fuertes medidas de seguridad: más de 2.000 policías fueron desplegados a lo largo del desfile, y en algunos cruces se veían grupos de policías antidisturbios, a caballo.
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Una inmensa bandera blanca con la consigna "Convertir la pobreza en historia" ondeaba del viejo castillo gótico de Edimburgo, que domina la ciudad, al pie del cual desfilaron los manifestantes.
En las calles se agolparon miles de personas, en su mayoría escoceses, que expresaron ser "solidarios" con los reclamos de los manifestantes.
El ministro de Finanzas británico, Gordon Brown, que participó el sábado en un acto en Edimburgo organizado por la Iglesia de Escocia y la organización Christian Aid, coincidió con los manifestantes al afirmar que el combate contra la pobreza en Africa "es la más grande cruzada moral de nuestra era".
Brown, quien es el artífice del "Plan Marshall" para Africa que Gran Bretaña, que preside este año el G-8, someterá a sus socios en la cumbre de Gleneagles, saludó a los manifestantes, a las iglesias y a la sociedad civil, que, dijo, han puesto la pobreza en el centro de la agenda de los países ricos.
Afirmando que los líderes de las ocho potencias tienen el "deber" de responder a esos llamados de los manifestantes a actuar contra la pobreza, Brown prometió que Gran Bretaña va a abogar en Escocia por un plan para reducir la deuda a 30 países pobres.