Noviembre (2002) es la obra más arriesgada del director español Achero Mañas, luego de su exitosa y bien lograda producción El Bola (2000), en la que exploró el tema del maltrato infantil.

Estructurada a manera de falso documental y relatada desde el año 2040 por los protagonistas, Noviembre cuenta la historia de Alfredo Baeza (Óscar Jaenda), quien a finales del noventa, junto con un grupo de artistas, propone romper las normas del teatro convencional e iniciar un arte vanguardista, que se desarrolla en  la calle y está dirigido al ciudadano común.

Mañas realiza un filme sobre la función del arte como propuesta  innovadora, rebelde y comprometida. En su película, rinde honor a dos momentos del cine: el nacimiento  del neorrealismo italiano y el Dogma 95. 

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El primero, en la década del cuarenta, lejos de la grandilocuencia del cine comercial, se fue a la calle a relatar historias del ciudadano común que sufrió las consecuencias de la posguerra. Este planteamiento se hace notorio cuando Noviembre crea el teatro documental con su obra Los Olvidados y va hasta una avenida comercial de Madrid a sufrir los avatares de personajes marginales como el inmigrante rumano o el paralítico.

El segundo momento se produce cuando Noviembre inventa su  propio manifiesto,  como en el Dogma 95 danés creado por un grupo de cineastas, quienes  con una serie de normas sobre una nueva posición y formas de producción cinematográfica,  intentaban ante todo, provocar.

Basada en estos parámetros, Noviembre pudo ser una  película de culto que diera aliento hacia nuevas propuestas artísticas; sin embargo, la pretensión del autor se agota con el transcurso del filme, los performances del grupo  carecen de elaboración  o de escenas que expliquen mejor la tesis del teatro documental.

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Lo que es digno reconocer en la producción es que se aprovecha la fuerza de las actuaciones en escenas trabajadas por el equipo de arte, maquillaje y fotografía, para representar  momentos –coloridos o claro oscuros– montados a manera de videoclip.

La obra de Noviembre terminará llevada al extremo de lo que la sociedad ha establecido como “incorrecto” y  así como las utopías,  se transformará en acciones de una nueva generación de  jóvenes, como es el público de Mañas, que le otorgó el premio de la Juventud en el Festival de San Sebastián  2003 y que llenó la sala del Ocho y Medio, en Quito. Esta cinta puede verse hoy, a las 19h10, en el MAAC Cine (Malecón 2000) de Guayaquil, como parte del Festival Eurocine.