Mirar la realidad con los ojos del agudo realizador británico Mike Leigh es siempre un placer perturbador. Secretos y mentiras (Palma de Oro en Cannes en 1996), ese análisis crudo pero también piadoso de los vínculos familiares, le dio fama internacional y lo acercó por primera vez a la mayor parte del público americano, aunque entonces llevaba ya más de treinta años de carrera artística, dedicada a la dramaturgia y la dirección teatral, en los años 60; y luego al cine, desde comienzos de los 70, con títulos como Life is sweet, Naked, Simplemente amigas y, más recientemente, Vera Drake, durísima entrega centrada en el dilema moral sobre el aborto y la diferencia de clases sociales que se alzó con el León de Oro en Venecia el año pasado.
El estreno en Ecuador de Topsy-Turvy ofrece la posibilidad de reencontrarse con el arte de Leigh por medio de una película sumamente atípica dentro de la obra del director. Abandonando el tono realista, las temáticas en derredor de las clases bajas y medias y los ambientes oprimidos de la clase trabajadora, Leigh se pone aquí a prueba a sí mismo introduciéndose en el género musical y, como si esto fuera poco, con la reconstrucción de la época y la recreación de historias en torno a personajes verídicos.
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El gran cineasta aporta con esta cinta un hábil e inteligente retrato del periodo de las vidas del célebre dúo de compositores ingleses de opereta formado por el libretista William Gilbert y el compositor Arthur Sullivan. El filme los encuentra en 1884, ya consagrados y tan incompatibles en lo personal que resultan aún más llamativos los perdurables resultados de su alianza artística. El relativo fracaso de su última creación azuza la crisis creativa del escritor y la voluntad del licencioso músico de experimentar, solo, su oficio en otros campos, insistiendo en que las historias de Gilbert son todas irremediablemente idénticas.
La separación es casi un hecho a pesar de los reclamos de los que resultarían más afectados –el empresario, la compañía entera–, cuando la inspiración ve luz en el exotismo de Oriente. Una exposición japonesa inaugurada en Londres seduce a Gilbert y lo conduce al montaje en 1894 de The Mikado, que se convertiría en su más famosa opereta, un hito legendario en la música teatral y en la propia escena del Londres victoriano.
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El filme es un fresco rebosante de ingenio y sencillez, ambientado en el siglo XIX, con una estética marcadamente teatral y burbujeante humor británico. Todo expuesto con la habitual exquisitez de Leigh, con esa verdad y esa vivacidad únicas que logra de sus actores gracias a un peculiar ejercicio de improvisación y con el fascinador perfil de una entrañable celebración del arte escénico y de todos los seres que comprometen su talento en hacerlo posible.
Los que aman el teatro, adorarán Topsy-Turvy. Probablemente nunca habrán estado tan cerca del espíritu de ese fenómeno artístico como puede llevarlos esta admirable incursión de Leigh.
Y es que el realizador, al zambullirse en su mundo de procedencia como artista: el teatro, domina obviamente la materia en la que se mueve su evocación y esto da firmeza a la secuencia, que discurre con exactitud y pleno dominio del paisaje humano e histórico que fluye en ella. Los lugares, las atmósferas, los interiores y los vaivenes emocionales de las vidas cotidianas de Gilbert y Sullivan, antes y durante el montaje de The Mikado, son siempre creíbles porque son vida arrancada de su vibrante música, cuyos acordes todavía flotan en los viejos escenarios londinenses.
La maestría de la puesta en escena se advierte en cada momento. Solo una protesta contra el maestro Leigh: de las casi tres horas de su película sobra una buena parte. Es cine del bueno, pero sería mucho mejor si un editor le quitara el exceso de metraje y dejara la duración del filme en la medida exacta que requiere lo que se nos cuenta en él.
En el 2000, Topsy-Turvy obtuvo dos premios Oscar: al mejor vestuario y al mejor maquillaje. Un año antes, en 1999, Jim Broadbent había sido elegido como mejor actor en el Festival de Cine de Venecia por su impecable interpretación de Gilbert.
DÓNDE: MAAC Cine (Malecón y Loja).
FECHA Y HORA: Hoy a las 21h30.
ENTRADAS: $ 3,80 y $ 1,90.
OTRAS FUNCIONES: Desde esta tarde también se proyecta Reinas de un día (16h30) y Chica (19h10).