Tolouse en Francia y Tacuarembó en Uruguay disputan ser la cuna de Carlos Gardel, pero fue su muerte en un choque de aviones en el aeropuerto de la ciudad colombiana de Medellín, la que dio  origen al mito del "Zorzal Criollo" que, 70 años después de morir, "cada día  canta mejor".
  
Poco antes de las tres de la tarde del 24 de junio de 1935 el avión que  llevaba a Gardel, un F-31, chocó sus alas contra otra aeronave que esperaba en  la pista, cuando apenas empezaba a levantar vuelo.
  
Al choque siguió una violenta explosión y un incendio, que consumió  parcialmente a 12 de los 15 ocupantes de las dos aeronaves, azuzado por el  combustible que los dos trimotores almacenaban en sus alas.
  
Junto a Gardel murió el autor de las letras de muchos de sus tangos Alfredo  Lepera. Su secretario José Esplaja fue uno de los sobrevivientes.
  
La tragedia ocurrió ante miles de personas que acudieron para vivar a  Gardel, que apenas una semana antes se había presentado en el teatro España de  la ciudad. Su cuerpo pudo identificarse sin dificultades: en su cuello llevaba  una cadena de oro con su nombre.
  
Con la muerte de Gardel nació la leyenda. "Lo que siguió fue algo casi  mágico: la radio comenzó a difundir las canciones de Gardel día y noche y el  tango se afincó en Medellín y en toda la región cafetera (colombiana) casi como  una música vernácula" sostiene el médico Oscar Lema, presidente de la Academia  Gardeliana de Colombia.
 
Para varias generaciones de colombianos el tango fue la música con la que  crecieron, se enamoraron y murieron. "El mundo musical que nos rodeaba era el  tango. Uno no podía ir a ninguna parte sin escuchar uno" agrega Lema, autor de  dos libros sobre la música de Gardel.
  
La academia que preside reúne a un centenar de estudiosos del tango y de la  vida de Gardel en todo el país, de ellos 59 en Medellín, que mensualmente se  reúnen para intercambiar trabajos y compartir la música, tienen una publicación  y hasta una radio en internet.
  
Nunca falta tema. "La vida de Gardel, esta toda llena de misterios" desde  la disputa sobre el lugar de nacimiento, hasta las múltiples teorías sobre el  accidente que le costo la vida y la pintoresca historia de la forma como  retornaron sus restos a Buenos Aires, dos años después de su muerte, comenta  Lema.
  
Tras el accidente de 1935 el gobierno colombiano ordenó una investigación  para aclarar múltiples versiones contradictorias.
  
Formalmente la investigación determinó que el accidente se debió "a las  deficiencias topográficas y aerológicas, propias del aeródromo" y que llevaron  a que el avión en que viajaba Gardel fuese empujado sobre la otra aeronave por  un golpe de viento.
  
Pero muchos amantes del tango en Colombia todavía discuten las otras  hipótesis. Una de ellas habla de una rivalidad entre los pilotos, que  pertenecían a compañías enfrentadas comercialmente y que unas semanas antes  habían tenido un incidente casi similar.
  
Así lo sostiene el escritor colombiano Jaime Rico, que en 1991 publicó un  libro sobre el accidente y para quien "los archivos que dejó escritos la Comisión que investigó el accidente, son de todas maneras muy deficientes".
  
Otra versión incluso habla de un enfrentamiento al interior del avión que  llevó al piloto Ernesto Samper Mendoza a perder el control de la aeronave.
  
"Son muchas teorías disímiles y controversiales. Pero la investigación  oficial incluso estableció una hora exacta para el accidente: las 14h58" señala  por su parte el médico Lema.
  
Incluso se sabe como estaba vestido Gardel en el momento de su muerte:  traje oscuro, sombrero gris, abrigo color café, bufanda y chaleco, como puede  leerse en el sumario sobre el accidente registrado en el juzgado segundo de  Medellín.
  
Un cortejo fúnebre, compuesto según los relatos de la prensa de la época  por más de 300 automóviles, acompañó el ataúd hasta el cementerio de San Pedro  en donde fue inicialmente sepultado.
  
Casi seis meses después, el 17 de diciembre de 1935, el cuerpo fue  desenterrado para ser llevado hasta Buenos Aires tras un tortuoso recorrido por  las montañas colombianas, que luego continuó por Panamá, Nueva York y  Montevideo, antes de su sepultura final el 6 de febrero de 1936 en el  cementerio de Chacarita.
  
"Fue un recorrido parte en mula, parte en tren, luego en camión, barco y  avión, digno de un mito" señala Lema.