Su estancia en Madrid se produjo por una casualidad. Hace 7 años preparó su viaje a Londres, lugar donde tenía varios amigos y familiares, quienes fueron los que lo animaron a tomar la decisión de empezar de cero.

Llegó a la capital española en tránsito, donde tenía que permanecer un tiempo para poder arreglar sus papeles (pasaporte) e inmediatamente entrar a Londres.
Le informaron que esos trámites demorarían entre 15 a 20 días, lapso en el cual recorrió la ciudad y se reencontró con amigos.

Estos a su vez lo pusieron en contacto con gente que necesitaba mano de obra para trabajar en el área de la construcción. Así, decidió permanecer en Madrid.

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La situación en esa ciudad al principio no fue fácil. Él debía dormir en la sala de un piso (departamento) compartiendo con más de 20 personas y pagando un arriendo mensual de 100 dólares. “Eso provocó en mí acelerar mi superación”, dice.

Como en su natal Santo Domingo de los Colorados había estudiado electricidad e informática, quiso perfeccionar en Europa esos conocimientos al ingresar a un Instituto de Informática.

Ingresó como albañil y a los pocos días asumió el puesto de peón, durante tres meses.

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En su trabajo ascendió por su desempeño y conocimiento de los mecanismos informáticos de la empresa.

Luego fue solicitado en el área de logística de la empresa, en la recepción y envío de materia prima.

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Un año después integró el área de control de personal y producción. Continuó 5 años y ganó 1.700 euros al mes.

Más tarde decide retirarse y con los beneficios por antigüedad creó, hace dos meses y con apoyo del Ayuntamiento de Madrid, la empresa Darmartin, de locutorios y envío de dinero hacia Ecuador.

“Lo hice con algo de dificultad, ya que conseguir los permisos necesarios y las licencias son puro trámite legal y esto tiene su tiempo de espera y paciencia, pero vale la pena”,  expresa Giovany Díaz.

“La satisfacción de trabajar para sí mismo ha hecho que todos los días ponga todo mi esfuerzo, trabajando con mucho sacrificio de lunes a domingo, para alcanzar el sueño anhelado”, dice.

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