El castillo de Ingapirca fue el lugar de encuentro para que shamanes de culturas indígenas de Azuay, Tungurahua, Pichincha, Zamora, Morona Santiago, Imbabura y comunidades colombianas, venezolanas y peruanas iniciaran la conmemoración del Inti Raymi o fiesta del Sol.
La celebración, que anualmente se realiza antes del 21 de junio, comenzó la madrugada del jueves anterior. Tiene entre sus objetivos agradecer a quien consideran su padre-dios y lo llaman Taita Inti, los favores recibidos a través de un ritual de sanación.
Durante la ceremonia, los curanderos utilizaron objetos como piedras que transmiten energía, hierbas formadas como escoba para limpiar lo negativo para, según ellos, invocar la paz.
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La falta de medios de comunicación hace más de 500 años, obligaba a los pueblos aborígenes a crear formas de contacto. Una de ellas fue la transmisión de mensajes orales.
Para ello formaban atléticamente a los jóvenes de los poblados para que transmitieran los mensajes entre pueblos y los llamaron chasquis. Esa tradición se repite cada año en la Fiesta del Sol o Inti Raymi, que se celebra antes del 21 de junio en Ingapirca.
A las 08h00 de ayer 17 jóvenes del Instituto de Formación Quilloak de la cultura quichua empezaron su ascenso al cerro Narrío, que guarda restos arqueológicos y está en Cañar a 3.500 metros sobre el nivel del mar.
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Vestidos con pantalón y poncho negro, camisa blanca bordada con diseños de vivos colores y alpargatas, los jóvenes empezaron su ritual para llegar a la cima.