Tras 33 años de silencio del Washington Post, fue la revista Vanity Fair la que tuvo la exclusiva.
La identidad de Garganta Profunda dejó de ser uno de los secretos mejor guardados en EE.UU., pero los motivos de Mark Felt para actuar como lo hizo en el escándalo Watergate, que culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974, podrían no aclararse.
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Incluso el presidente George W. Bush admitió ayer en una comparecencia junto al jefe de Estado sudafricano, Thabo Mbeki, que la identidad de Garganta Profunda –un alias sacado de una famosa película porno– “me tomó completamente por sorpresa”.
Tras el estupor inicial se desató una cadena de reacciones y varios antiguos colaboradores de Nixon tacharon a Felt de “traidor”.
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Gordon Liddy, “cerebro” de la operación de espionaje a las oficinas demócratas en Watergate, que le costó cuatro años de cárcel, y hoy comentarista de radio, afirmó a la cadena CNN que el ex alto cargo del FBI “violó las normas éticas de la profesión de custodio de la ley” asegurando que debió llevar las pruebas a los tribunales y no filtrarlas a un solo medio de comunicación”.
Leon Garment, asesor legal de Nixon, opinó que lo hecho por Felt era “deshonroso”, y el ex candidato presidencial republicano Pat Buchanan, lo acusó de “traidor”.
El cubano Bernard Barker, también condenado por Watergate, dijo a la radio colombiana La W que Felt es “un traidor a su patria” y que el espionaje fue una “cruzada” para evitar que EE.UU. cayera en manos comunistas
“¿Cómo pudo haberlo hecho solo?”, dijo el asesor de Nixon, John Dean, quien postula la teoría de que quizá le ayudaron agentes federales.
Se cree que Felt quiso hablar hace 30 años por despecho tras no haber sido promovido a “número uno” del FBI.
Post, sorprendido
El diario The Washington Post, sorprendido por la revelación de Garganta Profunda, dedicó ayer cuatro páginas a su propia cobertura del escándalo Watergate.
Durante 33 años, sus periodistas Bob Woodward y Charles Bernstein, que ganaron un premio Pulitzer por su trabajo, y el director del diario durante el escándalo, y ahora vicepresidente, Ben Bradlee, honraron su promesa de no difundir la identidad de su fuente.
En un gran titular de primera página el Post confirmó ayer que “el segundo del FBI fue Garganta Profunda” y publicó fotografías actuales y de la época, de Bradlee, Bernstein y Woodward en la redacción del diario.
Pero The Washington Post guardó silencio solo para ver que la primicia se la arrebataba la revista Vanity Fair, a la que Felt confesó su identidad.
El diario británico The Guardian afirma que John D. O’Connor, abogado de la familia Felt, se comunicó hace dos años con el editor de la revista, Graydon Carter.
La revista formó un equipo de reporteros que se encargó de contrastar con Felt y con la gente que le rodeaba los detalles de Garganta Profunda para su publicación en el número de la revista que circulará en el mes de julio.
Todos los quince editores de Vanity, tras la exclusiva, firmaron un contrato que les prohibía revelar nada de Felt en caso de que la historia no llegase a los quioscos.
EL CASO WATERGATE
17 de junio de 1972
Cinco supuestos ladrones son sorprendidos en la sede Demócrata, en el edificio Watergate en Washington, instalando micrófonos.
15 de septiembre de 1972
Los “ladrones” son declarados culpables junto a dos consejeros de la Casa Blanca.
6 de noviembre de 1972
El presidente Richard Nixon logra su reelección.
7 de febrero de 1973
El Senado investiga mientras The Washington Post precisa el papel de la Casa Blanca en el espionaje.
30 de abril de 1973
Renuncia el secretario de Justicia, Richard Kleindienst.
25 de junio de 1973
El ex consejero de Nixon, John Dean, lo implica en el espionaje político.
16 de julio de 1973
Se revela que Nixon graba conversaciones en el Salón Oval de la Casa Blanca.
30 de octubre de 1973
Se abre un proceso de destitución contra Nixon.
27 de julio de 1974
La Cámara de Representantes recomienda destituir a Nixon por obstruir la justicia y abuso de poder.
8 de agosto de 1974
Nixon anuncia su dimisión.