El futbolista rumano Alin Paicu, de 32 años, se desplomó mientras su equipo Minerul Matasari jugaba en casa ante el Hexe Jebel Timisoara en el sudoeste de Rumania y murió en el vehículo que le llevaba al hospital de la ciudad de Tirgu Jiu.
"Paicu cabeceó una pelota de un tiro de esquina y cayó en el minuto 17," dijo el doctor del equipo visitante Nicolae Mititelu, quien atendió al jugador. "Pareció sufrir un ataque al corazón, pero no había ninguna ambulancia especial en el campo para tratar y reanimar al jugador", precisó.
El caso de Paicu es el último en una cadena de muertes en el fútbol rumano en los últimos años.
En el 2000, Catalin Haldan, delantero del campeón rumano Dinamo de Bucarest, murió camino al hospital después de desmayarse durante un partido de entrenamiento cerca de Bucarest.
Una investigación acerca de su muerte fue parada varias semanas al no encontrar ninguna causa.
En 1999, Stefan Vrabioru del Astra Ploiesti se derrumbó también y murió minutos después de su debut en el encuentro de apertura del campeonato ante el Rapid de Bucarest.
Otros cuatro futbolistas han muerto durante partidos o entrenamientos en el país en los últimos años.
El Minerul Matasari continuó su partido después de que Paicu fuese llevado al hospital y derrotó a los visitantes por 1-0.