El miércoles pasado el Museo Nacional de Historia Americana de Washington inauguró la exposición permanente sobre la vida y trayectoria de la extinta y legendaria cantante cubana Celia Cruz (1925-2003).

La muestra está compuesta por una gran variedad de vestidos y zapatos que usó la guarachera durante su carrera artística, así como fotos, algunas de ellas inéditas.

Olga Lidia Echeverría, que llegó desde su natal Cuba hace unos meses para radicarse en San Francisco y está en Washington de vacaciones, fue una de las primeras visitantes a esta exhibición.

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“Esto lo veo por primera vez. Estoy impresionada, fascinada. Esto es algo muy grande”, comenta, mientras su novio argentino le saca fotos junto a cada vestido e imagen de la guarachera, que  trabajó sin parar hasta que falleció de cáncer al cerebro a los 77 años, el 16 de julio del 2003.

Su música no es transmitida por la radio o la televisión cubanas, dice Olga, que supo de la diva por comentarios de sus padres y gracias a una tía que vive en Nueva York.

Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso nació en La Habana en 1925 (el nombre completo de la extinta artista) “aprendió a cantar antes de hablar”, según sus familiares que le sobreviven.

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Su carrera abarcó seis décadas, incluyó su salida de Cuba en 1960, su corta estadía en México y su residencia en 1961 en Estados Unidos, donde se casó al año siguiente con el músico cubano Pedro Knight.

Una de las pocas inquietudes que la muestra no explica es por qué se fue de Cuba, pero recuerda que una de sus mayores tristezas fue no poder acudir al funeral de su madre, Ollita, en 1962 porque el gobierno de Fidel Castro no se lo permitió.

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