Los tres entierros de Melquíades Estrada es el nombre del filme que se presentó ayer y que habla de la emigración mexicana hacia el otro lado de Río Grande: Estados Unidos, bajo la dirección del tejano Tommy Lee Jones.

Hizo temblar al público  en El fugitivo. Fue implacable con las escorias del universo en Nueva York, vestido de Hombre de Negro. Produjo grima con su desagradable papel de Clay Shaw, conspirador en el asesinato de Kennedy en JFK. El actor norteamericano Tommy Lee Jones llegó ayer a Cannes para mostrar su nueva cara, la de director de cine. Y ha elegido para su debut un tema que él, tejano de nacimiento, conoce a profundidad, y que el mismo protagoniza.

Los tres entierros de Melquíades Estrada habla de la emigración mexicana hacia la tierra de las promesas, en busca de alcanzar sus sueños al otro lado de Río Grande, en Estados Unidos. Lee Jones narra la historia de un “sin papeles” que encuentra erróneamente la muerte en manos de un policía fronterizo una vez cruzados los límites territoriales. Y lo hace con habilidad, solvencia, un poco de humor ácido y abundantes toques macabros.

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Para integrar las dos realidades, la mexicana y la estadounidense, Lee Jones se ha valido precisamente del talento del mexicano Guillermo Arriaga, autor de elogiados guiones (Amores perros y 21 gramos), quien ha aportado sus conocimientos culturales y su peculiar modo de estructurar las historias. “Me gustó porque Guillermo no es un escritor de narrativa lineal. Sus historias no son cronológicas. La rigidez de la secuencia matemática no le interesa en lo absoluto”, señaló el director. “Y me interesé mucho justamente porque lo que deseaba resaltar en esta historia es que el pasado, el presente y el futuro suceden simultáneamente. Por ello decidimos presentar diferentes perspectivas en tiempo secuencial y que estas fueran apreciadas desde diferentes puntos de vista, algunas en el pasado, otras en el presente”, explicó.

La película fue rodada en apenas 36 días, en su mayoría en un rancho de 3.000 acres en Davis Mountains, que en aquel entonces aún pertenecían a Lee Jones. “En esta película he querido exponer los contrastes sociales, las injusticias, la fusión de culturas,  las aspiraciones humanas, las creencias y la fe, la ironía, la gloria, la belleza natural y la redención que puedes encontrar en estos increíbles parajes con personalidad propia, avasalladora e inspiradora”, agregó Lee Jones.

“De hecho”, acotó Arriaga, “el paisaje se impone como personaje principal y logra moldear los demás personajes, transformándolos en seres rudos y solitarios. Se trata de un viaje de aprendizaje, lealtad, amistad y perdón”.

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La cinta es un western moderno. Lee Jones ha aprovechado la ocasión para mostrar su gran afición por los paisajes tejanos, los caballos y su conocimiento del español. “Lo he estudiado desde que era pequeño en el colegio y lo he ido mejorando a través de mis largos viajes por México, Argentina y España. Mi mujer, además, es de origen mexicano. Es parte de mi cultura y por eso me pareció esencial incluirlo en la película y en mi personaje como elemento integrador”, admitió.

En cuanto a su nueva experiencia detrás de la cámara, Lee Jones admitió que se trata de una vieja aspiración, desde que dirigiera diez años atrás un filme para la televisión,  The Good Old Boys. También aprecia la herencia artística que ha recibido de grandes directores, como Sam Peckinpah, Kurosawa y Jean Luc Godard. “Dirigir ha sido un reto superado, más aún conmigo mismo en la interpretación, pues sabía perfectamente lo que quería obtener por un lado, y cuanto podía dar, por otro”, afirmó.