Tras alentarlos a la obediencia y al fervor misionero, el papa Benedicto XVI ordenó el domingo a nuevos sacerdotes, muchos originarios de América Latina y África, en un momento en que la Iglesia Católica en Europa Occidental trata de lidiar con la falta de seminaristas. 
 
Justo antes de que los 21 sacerdotes juraran uno por uno su lealtad al pontífice, en el altar central de la Basílica de San Pedro, Benedicto XVI les encomendó llevar la misión de la Iglesia a toda la gente. 
 
"Todos nosotros somos parte de la red de obediencia a la palabra de Cristo", dijo Benedicto en su homilía. "La misión nos debe mover continuamente, sin descanso, para llevar la alegría de Cristo a quienes sufren, enfrentan dudas e incluso se muestran reacios". 
 
Como su antecesor Juan Pablo II, Benedicto XVI ha dicho que su pontificado se dedicará a difundir el Evangelio en todo el mundo y a afianzar la fe entre los católicos. 
 
También señaló que la tarea evangelizadora no tiene límites. "La Iglesia debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre clases y razas", dijo. 
 
"Los ministerios de la Iglesia deben trabajar también para enfrentar el mal en el mundo, partiendo del principio del perdón", recalcó en su discurso. En este sentido hizo énfasis en el sentido de que "nada puede mejorar en el mundo si no se supera el mal... Y el mal puede ser superado sólo con el perdón". 
 
La ceremonia, a media mañana, fue la más reciente en una serie de apariciones públicas del Papa de 78 años en los últimos días. Benedicto XVI pareció cansado en algunos momentos. 
 
Mientras oraba en silencio, el Pontífice impuso las manos sobre la cabeza de cada uno de los nuevos sacerdotes, quienes juraron servir a los fieles durante el resto de su vida. 
 
Once de los nuevos sacerdotes son italianos, mientras que los demás provienen del resto de Europa, África y América Latina. 
 
Muchas partes de Europa Occidental, incluida Italia enfrentan la falta de seminaristas. Aunque la población italiana es predominantemente católica, muchos italianos se congregan en iglesias donde la misa dominical es oficiada por sacerdotes latinoamericanos, asiáticos o africanos. 
 
Entre los nuevos sacerdotes había uruguayos, costarricenses, bolivianos, peruanos, nigerianos, angoleños, kenianos y rumanos.