El ex defensa torero afirma que en su época se jugaba por amor al club.

Sus ojos brillan más que de costumbre. Se pierden en el horizonte y delatan a su mente evocando las imágenes de aquellos viejos días de gloria. Vicente Lecaro es feliz. Sin embargo, desde el domingo, lo es mucho más. Los lectores de Diario EL UNIVERSO lo eligieron el domingo como el ‘ídolo del Ídolo’, distinción que su modestia aún no le permite comprender, pues considera que dentro de la cancha no hizo más que lo que tenía que hacer.

35 años han pasado ya desde aquel 24 de enero de 1971, cuando se despidió de la práctica del fútbol profesional. Sin embargo, su imagen sigue viva en el imaginario de la hinchada barcelonista. En la votación, el Ministro superó a grandes jugadores que se convirtieron en leyendas vistiendo la camiseta de Barcelona Sporting Club, como Sigifredo Agapito Chuchuca, Washington Muñoz, Enrique Cantos, Luciano Macías, Víctor Epahnor, Alberto Spencer, Severino Vasconcelos, Carlos Luis Morales, entre otros.

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“La verdad es que no me lo esperaba. Estoy muy agradecido porque la gente me tiene presente, se acuerda de mí. No sé si realmente sea así, yo jugaba sin pensar en la hinchada, ni siquiera me daba cuenta de las grandes jugadas que decían que yo hacía, por eso me sorprendían mucho los comentarios después de los partidos”, asegura emocionado.

“Lo que sí me daba cuenta es que cuando yo cogía la pelota dentro del área, todo el estadio se quedaba en un silencio sepulcral, pero cuando se la pasaba a algún compañero explotaba la algarabía general”.

Eso sí, el ex defensa central amarillo asegura que todas sus ejecutorias en la cancha eran por iniciativa propia y no por disposición de ningún entrenador. Así lo hizo desde niño, cuando jugaba indorfútbol en la esquina de Brasil y Esmeraldas, donde nació y creció como futbolista y persona.

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Se siente tranquilo con todo lo que logró en el fútbol. Nunca jugó en un club del exterior, pero aclara que no le faltaron oportunidades. “Después de fichar a Spencer, Peñarol se interesó en mi. No obstante, Barcelona pidió 50.000 dólares más dos jugadores. No se concretó nada... ¡si por Spencer habían pagado 12.000!”.

El Lanús de Buenos Aires (Argentina) y el Nacional de Montevideo (Uruguay) también pretendieron contratarlo, pero la dirigencia de Barcelona lo declaró intransferible.

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Pero Vicente Lecaro no puede ser completamente feliz. Una parte de su corazón está cada día más adolorido, y no puede hacer nada para cambiar la situación: le duele el mal momento que atraviesa actualmente su equipo.

“En mi época, todos amábamos la camiseta y dejábamos la vida por ella, porque llevábamos sobre nuestros hombros una herencia gloriosa, un equipo que era ídolo nacional y que tenía una afición inigualable, incondicional. Creo que ese es el problema, los actuales jugadores no saben nada de eso, de lo que significa amar a la camiseta”.

Sus ojos no dejan de brillar. Se pierden en el horizonte. Vicente Lecaro es feliz. El fútbol no le dejó riquezas, pero sí el cariño de mucha gente que lo mantiene en su imaginario, que lo recuerda y respeta, y que lo considera como el gran ‘ídolo del Ídolo’.

PARA ANOTAR

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JUGADOR HISTÓRICO
Vicente Lecaro Coronel fue parte de varias de las más importantes victorias obtenidas por Barcelona en condición de visitante en la Copa Libertadores: ante Colo Colo (0-4, en 1964) y con Estudiantes de La Plata (0-1, en 1971).

MÚLTIPLE CAMPEÓN
Defendiendo la camiseta de Barcelona, Lecaro fue campeón de Guayaquil en los años 1961, 1963, 1965 y 1967; mientras que en 1960, 1963, 1966, y 1970 fue campeón nacional.

TAMBIÉN GOLEADOR
Pese a que jugaba como defensa central, marcó muchos goles, especialmente de penal y tiro libre. Los arqueros rivales temían sus lanzamientos, siempre fuertes y colocados.

SIEMPRE AMARILLO
Lecaro nació en Guayaquil, el 19 de abril de 1936. En 1954 se enroló en Barcelona, equipo al que defendió por catorce temporadas, entre 1957 y 1971, en 336 partidos oficiales.