La intérprete fue novia del cantante mexicano Luis Miguel y estuvo casada con el empresario musical Tommy Mottola, ahora esposo de Thalía. Carey trata de salir de la mala racha comercial en la que cayó. 

Las viejas costumbres nunca cambian y eso precisamente reafirma Mariah Carey cuando se la encuentra en el estudio de grabación en el sur de Manhattan después de la medianoche, mientras ensaya con su banda las presentaciones de promoción de su álbum    The emancipation of Mimi (La emancipación de Mimi).
A Carey se la conoce por ser adicta al trabajo y nada ha cambiado. Pero lo que ha cambiado, según dice, es su actitud ante el trabajo: Ya no se deja consumir por este, el aspecto más importante de su vida, y no define su personalidad.

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“Estoy en un momento en que mientras pueda hacer música, no me siento absorta por esta”, comenta Carey, sacándose los zapatos taco aguja y echándose sobre un sillón de cuero antes de  comenzar su sesión de madrugada.

La reivindicación de Mariah como persona es toda la base del álbum, tal como  trata de redefinir su imagen, que aún tiene que recuperarse totalmente tras haber caído en desgracia, lo cual, al parecer, es un hechizo que cae inevitablemente sobre la mayoría de famosas estrellas de la música pop.

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En el 2001, cuando estaba en la cúspide de su carrera, firmó un contrato por 80 millones de dólares con el sello Virgin Records después de un problema por su descenso en el hit parade con Sony, que estaba presidido por su ex esposo y promotor, Tommy Mottola.

Ese mismo año, sin embargo fue hospitalizada dos veces al sufrir crisis emocionales y de salud antes del estreno de su película   Glitter. Eso llevó a que se le calificara de una diva inestable, y Virgin canceló su contrato por casi 30 millones de dólares.

Otro álbum presentado en el 2002, que no tuvo mucho éxito, en el sello Island Def Jam, se sumó a su mala racha comercial.

Muchos se preguntaban si volvería a tener el éxito avasallador que caracterizó a su carrera artística de quince años, cuando todos los álbumes que lanzó fueron exitosos y sus discos individuales se vendían con mucha  facilidad.

Carey, de 35 años y ex novia de Luis Miguel, manifiesta  que todos los rumores sobre sus problemas son exagerados, y siente frustración de que el tema todavía  sea motivo de conversación.