Roma se paralizó para despedirse del papa Juan Pablo II. Líderes mundiales y humildes fieles por igual dieron tributo.
El espacio aéreo romano permaneció cerrado durante todo la ceremonia y el tráfico de automóviles en el casco urbano quedó igualmente prohibido, debido a la avalancha humana que casi ha duplicado la población de la ciudad.
(REUTERS)
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Roma se paralizó para despedirse del papa Juan Pablo II. Líderes mundiales y humildes fieles por igual dieron tributo.
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